viernes 29 de abril de 2022

me terminé de leer "niña de octubre" de linda boström knausgard... que me ha encantado, pese a lo duro que es. 

además he descubierto que comparto con linda el no tener carnet de conducir, la saga de gostä berlin de la lagerlof (no sé porqué creo que las dos nos impactó la misma escena del libro), la admiración por chaplin, y el miedo a la locura... 

una maravilla de libro...


y ayer me leí "niveles de vida" de julian barnes... otra maravilla...

aunque al principio, barnes me hablaba de globos aerostáticos, de viajes en globo, y de fotografía, y yo no entendía nada... se suponía que era un libro sobre la pérdida de su mujer, pero él me estaba hablando de viajes en globo... 

en la segunda parte pasó a contarme la historia de amor entre sarah bernhardt y el capitán burnaby, que es muy entretenida y muy interesante, pero yo seguía sin entender qué tenía que ver con el duelo... ni sarah ni burnaby morían, y yo empezaba a pensar que me había liado y que me había comprado el libro que no era... pero como me estaba gustando, pues ya buscaría el de la pérdida de su mujer en otro momento...

entonces en la tercera parte julian barnes me contó su duelo...

y el libro empieza así:
"Juntas dos cosas que no se habían juntado antes. Y el mundo cambia. La gente quizá no lo advierta en el momento, pero no importa. El mundo ha cambiado, no obstante."

después, en la segunda parte, julian barnes dice: 
"Juntas dos personas que no se habían juntado antes; y a veces el mundo cambia y a veces no. Pueden estrellarse y arder, o arder y estrellarse. Pero hay veces que se hace algo nuevo y entonces el mundo cambia. Juntas, en esa primera exaltación, en esa primera elevación estruendosa, son más grandes que sus dos egos separados. Juntas ven más lejos y más claramente."
 
y un poco más adelante se pregunta: "Entonces, por qué aspiramos continuamente al amor? Porque el amor es el punto de encuentro entre la verdad y la magia."

(ay, cómo echo de menos la magia)

y entonces llego a la tercer parte que empieza así:
"Juntas dos personas que nunca habían estado juntas. A veces es como aquel primer intento de acoplar un globo de hidrógeno a otro de aire caliente: prefieres estrellarte y arder o arder y estrellarte? Pero a veces funciona y se crea algo nuevo y el mundo cambia. Después, tarde o temprano, en algún momento, por una razón u otra, una de las dos desaparece. Y lo que desaparece es mayor que la suma de lo que había. Esto es quizá matemáticamente imposible, pero es emocionalmente posible."

será matemática imposible, pero tiene razón en que es emocionalmente posible... lo que desaparece es mayor que la suma de lo que había, porque está lo que había, y todo lo que habría podido ser y no será... está el pasado lleno de recuerdos, junto con este presente absurdo con todos sus vacíos y el futuro que no fue ni será ya...  

dice también julian barnes que "Muy pronto en la vida, el mundo separa crudamente a los que han conocido el sexo y a los que no lo han conocido. Más adelante, a los que han conocido el amor y a los que no lo han conocido. Más adelante aún -al menos, si tenemos suerte (o, por otra parte, si no la tenemos)-, separa a los que han sufrido aflicción y a los que no la han sufrido. Estas divisiones son absolutas; son trópicos que cruzamos."

y sí, así me siento, como si hubiera cruzado un trópico, o un punto de no retorno a partir del cual no sabes qué pasará, pero sí que sabes que ya nada será igual... que tu vida, pase lo que pase, ha cambiado, irremediablemente, ya no estás en ese lado, ahora estás en éste, en el lado de los que han sufrido aflicción... 

anoto los datos que me da julian barnes sobre su historia de amor: me dice que estuvieron juntos treinta años, que él tenía treinta y dos (casi los mismos que yo) cuando se conocieron, y que tenía sesenta y dos cuando ella murió ("El alma de mi vida; la vida de mi alma."), que pasaron treinta y siete días desde el diagnóstico hasta la muerte (en nuestro caso fueron treinta y un día desde el ingreso en el hospital y veintiocho desde el diagnóstico) y dice que "En todo momento intenté no mirar a otro lado, siempre intenté afrontarlo; y de ello nació una especie de lucidez demente."

dice también que "Afrontamos mal la muerte, ese suceso banal y único; ya no la integramos como una parte de una pauta más amplia." y un poco más adelante continúa: "De suerte que la aflicción, a su vez, se vuelve inimaginable: no sólo su longitud y su hondura, sino su tono y textura, sus engaños y sus amaneceres falsos, su recurrencia. Y también su conmoción inicial: de repente has caído en el gélido Mare Germanicum, provisto únicamente de una chaqueta salvavidas de corcho que en teoría te mantiene vivo. Y nunca puedes prepararte para esta nueva realidad en la que te has sumergido." 

claro que no puedes prepararte... yo en teoría pasé un mes preparándome, mentalizándome, haciéndome a la idea... todo mentira... me pasé un mes escuchando en mi cabeza que mi amor se moría, diciéndome a mí misma que no había esperanza, pero era todo mentira... claro que no había esperanza, pero en realidad sí que la había, yo la tenía... no me habría atrevido a pronunciarlo en voz alta ni a decírselo ni a mi madre que tanto me quiere y tan comprensiva es, porque en realidad era algo que no me confesaba ni a mí misma... crees en milagros? no, pero en realidad lo esperas, incluso cuando él ya dormía y no había esperanza, la había, lo sé porque noté como la esperanza murió a la vez que lo hizo él.  no puedes prepararte porque es inimaginable... porque si pudieras ver al principio todo el dolor que tendrás que soportar, te dejarías llevar.

dice también julian barnes que "La aflicción es un estado humano, no médico, y aunque haya píldoras que nos ayuden a olvidarla -y todo lo demás-, no hay pastillas que la curen. Los afligidos no están deprimidos, sino sólo debida, adecuada, matemáticamente tristes ("el dolor es directamente proporcional al valor de lo que hemos perdido")." 
 
admito que sonreí al leerlo por triste que sea, porque me lo llevo diciendo desde aquel día... que las pastillas no iban a curar mi pena, que no estoy deprimida... sino debida, adecuada y matemáticamente triste... porque si el dolor es directamente proporcional al valor perdido, aún me queda mucho por llorar, porque he perdido el paraiso.

me gusta también cuando dice que "Una aflicción no explica otra, pero pueden superponerse. Y por eso hay complicidad entre afligidos. Sólo tú sabes lo que sabes, aunque sólo sea que sabes cosas distintas. Has cruzado el espejo, como en una película de Cocteau, y te encuentras en un mundo donde reinan una lógica y una pauta nuevas." 

he cruzado el espejo... eso lo sé hace meses... 

dice también que "En seguida comprendí que la aflicción clasifica y reordena a quienes rodean al afligido; que pone a prueba a los amigos; que algunos la superan y otros fallan. Las viejas amistades pueden estrecharse gracias a una tristeza compartida; o bien parecer de pronto superficiales. Los jóvenes reaccionan mejor que las personas mayores; las mujeres, mejor que los hombres. No debería ser una sorpresa pero lo es."

él lo entendió en seguida... a mí me costó meses entender algo así... 

en un libro de autoayuda que leí al principio de mi duelo, aconsejaban hacer una lista de emergencia... una lista de personas a las que acudir en caso de necesidad, a las que poder llamar para hablar, para tomar algo o simplemente para estar... ha cambiado la lista? claro que ha cambiado... las primeras (primerísimas) posiciones, curiosamente no... pero la lista ha cambiado... hay quién ya no está... claro que también hay personas que no estaban y que ahora están.
 
dice también que "La cuestión del suicidio se plantea pronto y es de lo más lógica. Casi todos los días recorro el tramo de acera que estaba mirando la primera vez que me vino la idea. Le daré x meses o x años (hasta un máximo de dos), y después, si no puedo vivir sin mi mujer, si mi vida se reduce a una mera continuidad pasiva, entraré en acción."

y que "Antes, cuando leía las necrológicas de prensa, solía comparar mi edad ociosamente con la del difunto o la difunta: x años mayor, pensaba (o ya, x años más joven). Ahora leo esquelas y compruebo cuantos años estuvo casada la persona fallecida. Envidio a quienes lo estuvieron más tiempo que yo."

 sonrío porque al principio de este post contaba que tomé nota mentalmente de los datos que barnes me dio, precisamente por eso... yo también me fijo ahora cuando leo libros de duelo, por ejemplo, de cuanto tiempo estuvieron juntos para envidiar todo lo que supere los once años que estuvimos nosotros... envidio los matrimonios de treinta, cuarenta y cincuenta años, aunque la persona que me esté contando su historia haya enviudado... me hubiera gustado tener treinta o cuarenta años de lo que tuvimos...

dice también julian barnes (sé que estoy citando mucho, pero habría copiado la tercera parte entera porque es maravillosa y perfecta) que "El duelo reconfigura el tiempo, su duración, su textura, su función: un día no significa más que el siguiente, y entonces por qué los han distinguido y les han puesto nombres distintos? También reconfigura el espacio. Has entrado en una nueva geografía, con mapas trazados por una nueva cartografía. Parece que te estás orientando con uno de aquellos mapas del siglo XVII donde aparecían el Desierto de la Pérdida, el Lago de la Indiferencia (sin un soplo de viento), el Río de la Desolación (seco), la Ciénaga de la Autocompasión y las (subterráneas) Cavernas del Recuerdo."

y que "Sientes agudamente la perdida de un vocabulario compartido, de tropos, bromas, atajos, chistes privados, tonterías, regañinas falsas, notas al pie amatorias: todas esas oscuras referencias, densas en el recuerdo, pero que pierden valor explicadas a un extraño."

y para terminar, algo que ya intuía... 

y es que dice Julian Barnes que "Todas las parejas, hasta las más bohemias, crean pautas en su convivencia, y esas pautas poseen un ciclo anual. Así, el Año Uno es como la imagen en negativo del año al que te has habituado. En vez de estar tachonado de sucesos, ahora lo está de no-sucesos: Navidad, el día de tu cumpleaños, el día del de ella, el aniversario del día en que os conocisteis, el aniversario de boda. Y a éstos los recubren nuevos aniversarios: el día en que llegó el miedo, del de su primera caída, del día en que ingresó en el hospital, del día en que salió, del día de su muerte y del de su entierro.
Crees que el Año Dos no puede ser peor que el Uno, y te figuras que estás preparado. Crees que has sufrido todos los diferentes tipos de dolor que te ha tocado sobrellevar y que después sólo habrá repetición. Pero por qué la repetición tiene que significar menos dolor? Las primeras repeticiones te invitan a contemplar todas las que se producirán en los años futuros. La aflicción es la imagen en negativo del amor; y si puede haber una acumulación de amor a lo largo de los años, por qué no de dolor?
Y hay aún dolores nuevos, únicos, para los que no estás preparado en absoluto, y contra los cuales estás indefenso."

me lo dijo una vecina que enviudó hace dos años y julian barnes me lo confirma... 






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