liebres doradas, obras literarias que se vuelven más reales que la realidad, enfermos que no quieren mejorar y que quieren sus biombos, ángel arturo que se parece a labuelo, gemelos condenados a ser infelices, supersticiones que se van de las manos, la extraña fiesta que acaba en tragedia, perros embalsamados, sombrereras embarazadas que miran fotos para que sus hijos salgan a la foto, ladrones traicionados, muchachas que esperan sin saber bien a quién, sótanos que en invierno son excesivamente fríos y en verano son un edén, ratones que regalan cosas, fotografías que matan, niños que leen el destino en edificios deshabitados, criadas dispuestas a olvidar para conservar el puesto, objetos perdidos que vuelven a aparecer, gemelos que llegan a curiosos acuerdos, las curiosas historias que cuenta una filipina, un niño abandonado, personas capaces de cometer un crimen por evitar un escándalo, amigas de la infancia que roban maridos, extraños festivales, vestidos de terciopelo, mujeres que sueñan con perros que escriben su historia, curiosas distopías basadas en la compativididad, arañas en rodetes de boda, pacientes enamoradas enfermizamente de sus doctores, fiestas infantiles que acaban en incendios y homicidios, historias contadas para atrás, mujeres que esconden a niños horribles y que dejan sin cerrar los botiquines, el asco que se convierte en amor y que tiene que volver a convertirse en asco, retratos de niños que no se parecen al retratado sino a su hermano por nacer, inundaciones que incomunican barrios con el centro de la ciudad, niños que rezan para pedir maldades, las cosas que eliges para ir al cielo o al infierno...
una locura...
y después del libro de la ocampo, me leí "nagori", de ryoko sekiguchi... a la que quería volver a leer desde que me leí "la voz sombra"...
y "nagori" es un precioso ensayo sobre las estaciones, o quizás sobre los alimentos... o sobre el tiempo que pasa, las diferencias culturales, los tiempos perfectos, la añoranza, la pérdida... lo que es cíclico y lo que no necesariamente lo es... sobre la vida, sobre la muerte... en fin...
dice por ejemplo ryoko sekiguchi al principio de su ensayo que: "En ocasiones asumimos que ciertos conceptos que consideramos fundamentales para la vida son universales, y nos sorprendemos cuando descubrimos que no se aplican en todo el mundo. Es lo que sucede, por ejemplo, con las nociones de sociedad, libertad o amor, que en japonés sólo existen desde la apretura del país durante el siglo XIX, como conceptos traducidos de las lenguas europeas. Esta constatación asombra aún a quienes no son japoneses.
Del mismo modo, cuando vivimos en un lugar con periodos estacionales bien diferenciados, tendemos a olvidar que no sucede lo mismo en todas partes."
y continúa un poco más adelante explicando que: "Así, existen tres términos diferenciados para describir en qué estado de la estacionalidad se encuentra un alimento: hashiri, sakari y nagori. Designan, respectivamente, el equivalente a «primeros frutos», a «plena temporada», y el último, nagori, al final de la temporada, «la nostalgia por la estación que termina»."
y también explica que: "Por extensión, nagori puede nombrar «lo que queda», persona u objeto, lo que subsiste en el mundo en el lugar de una persona fallecida, como un niño recuerda a sus difuntos padres a quienes los conocieron. Puede aludir asimismo al momento de la separación o al final de la vida. O al estado de algo que persiste, como esas pocas flores que permanecen en el árbol al término de la estación."
una preciosidad de ensayo, la verdad...
y después del ensayo de ryoko sekiguchi, me releí "el alba en la espalda", de pino ojeda... que me volvió a encantar... pero que no era lo que yo estaba buscando... mis recuerdos se mezclaron con suposiciones y no... no era lo que yo esperaba... pero la culpa es mía y no de pino ojeda...
y después me empecé a leer "una librería en berlín", de françoise frenkel...
françoise frenkel, nacida en polonia, abrió una librería de literatura francesa en berlín en los años veinte... había estudiado en parís, amaba la literatura francesa, y quería llevarla a la alemania de la posguerra... y no le fue mal... al poco tiempo tuvo que trasladarse para ampliar la librería... pero entonces llegaron los años treinta... polaca, de origen judío y con una librería francesa, después de la noche de los cristales rotos y de las leyes raciales, tuvo que abandonar alemania...
una de las cosas que no lograba entender de ese periodo de entreguerras en alemania, era porque los judíos tardaron tanto tiempo en salir (los que salieron) de alemania, teniendo en cuenta el ambiente, las leyes y las barbaridades que iban in crescendo... he leído mucho sobre ese momento histórico que me fascina y me horroriza, intentando entender porque en el treinta y tres no salieron de allí todos corriendo horrorizados, y si no en el treinta y tres, en el treinta y seis, en el treinta y ocho... no entiendo como en esos seis años que van de las elecciones que ganaron los nazis a la declaración de la guerra, no salieron todos huyendo como almas que lleva el diablo a donde fuera...
françoise frenkel ha conseguido que entendiera que no es tan fácil... ni para una polaca que vive en berlín... ella tenía una librería, tenía una vida allí... tenía cuentas que pagar, un negocio que traspasar, un futuro que replantearse... y lo que pasó era inimaginable!... nosotros sabemos cómo acaban los años treinta, nosotros sabemos cuál era el plan... donde iban los trenes, lo que pasaba en los campos, pero ellos no... nadie podía imaginarse semejante locura, semejante barbaridad, semejante salvajada... no era imaginable semejante exterminio, ni el celo ni el odio que se empeñó en llevarlo a cabo...
françoise frenkel, intentó ir a polonia con su familia, pero la guerra ya había empezado... escapó a parís, con el último tren que sacó a los franceses de berlín... y después... después la novela es una huída... de parís hacia el sur... a niza... y la llegada de los alemanes y de sus leyes, que el gobierno de vichy cumple escrupulosamente... y el censo, y los judios marcados y localizados, y las deportaciones, y los campos... françoise escapara por las señas que le hará uno de sus vecinos desde un balcón, y después de eso, el miedo y la ocultación... tener que esconderse en casas sabiendo que con su presencia comprometía la seguridad de las personas que la ayudaban... y ahí, como en todas partes, hay personas maravillosas empeñadas en salvarla y personas interesadas que ayudan para sacar tajada, y que además amenazan, se aprovechan, chantajean y roban... y un par de intentos de pasar la frontera con suiza... y la cárcel y los juicios, y de nuevo esa parte de la historia que tanto me choca: la colaboración de muchos franceses con los ocupantes alemanes... la colaboración entusiasta, convencida con los nazis...
esa parte en la que las propias autoridades francesas, promulgan leyes, detienen gente y los mandan a los campos de concentración alemanes, me sigue horrorizando...
que me ha encantado la novela de françoise frenkel...
y antes de dejarlo por hoy, voy a copiar el prólogo de la propia françoise frenkel a sus memorias, que dice:
"Es deber de los supervivientes rendir testimonio con el fin de que los muertos no sean olvidados ni los oscuros sacrificios sean desconocidos.
Ojalá estas páginas puedan inspirar un pensamiento piadoso para aquellos que fueron silenciados para siempre, exhaustos por el camino o asesinados.
Dedico este libro a los HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD que, generosamente, con una valentía inagotable, opusieron la voluntad a la violencia y resistieron hasta el final.
Querido lector, ten hacia ellos el cariño agradecido que toda acción magnánima merece.
Pienso también en mis amigos suizos que me tendieron la mano en el momento en que más me sentía hundir, y en la clara sonrisa de mi amiga Lie, que me ayudó a seguir viviendo."
sí... es deber de los supervivientes rendir testimonio... nuestro deber es leerlos... para no olvidar... para de alguna manera evitar que algo así vuelva a pasar...
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