lunes, 27 de mayo de 2024

y ayer por la mañana terminé de leerme "la península de las casas vacías" de david uclés... el libro que me regaló un amigo de mi padre, y que mi padre no paraba de preguntarme si me lo había leído ya o no, porque le quería decir a su amigo si me había gustado o no (y que si al final no me gustaba, no sabía qué iba a hacer mi padre...)

pues ya me lo he leído y me ha encantado, y ya le he dicho a mi padre que me ha encantado para que le de las gracias a su amigo por regalármelo...

el libro está muy bien... muy monumental... muy completo... no le falta nada y de sus setecientas páginas no le sobra ninguna... la guerra civil española a través de una familia de jaén (como parte de la mía), pero en clave realismo mágico, lo que le permite al narrador que sus personajes estén en todas partes, en todos los momentos clave, y que se vayan cruzando con personajes poco probables... y que mezclado con el horror te hace darte cuenta de que hay cosas en la realidad que son peores que cualquier invento... 

muertes, batallas, penas, unas pocas alegrías, ajustes de cuentas, injusticias, asesinatos, incendios, atragantamientos, abandonos, desapariciones, exilios, heridas, casualidades, bombardeos, fiestas de fin de año, congelamientos, mucha maldad y alguna que otra buena acción inesperada...

y de un pueblo de jaén, los personajes pasarán por córdoba, por madrid y sus alrededores, por bilbao, por el bombardeo de guernica, por barcelona, cuenca, valencia, alicante, por la batalla del ebro, por la teruel, por galicia... 

una maravilla, la verdad...

y dije que otro día escribiría un tratado sobre regalar libros a cuasi-desconocidos, porque según mi teoría no se debería hacer, y en caso de no poder evitarlo, me proponía escribir la etiqueta que debería requerir hacer algo así... pero aunque el libro no es de mi género habitual (en ninguna de las dos acepciones del término), y me vino mal (me vino fatal) porque últimamente, entre unas cosas y otras me he desmadrado comprando libros y tengo un montón de pendientes que me apetece muchísimo leer (uno de la tsvietáieva, uno de la léger, uno de la hija de la plath, el que acaba de salir de la lykke, uno de la erdrich, uno de la ulitskaia y uno de la solnit (hay más, pero estos son los que se me ocurren así de pronto...), además de un par que tengo encargados de la blandiana para celebrar lo del princesa de asturias), y creo firmemente que regalarle a alguien un libro de más de doscientas páginas (éste en concreto tiene casi setecientas) requiere cierta intimidad, la verdad es que me ha gustado mucho... me ha enganchado y fascinado a partes iguales... así que como estas cosas pasan, y admito que yo no me habría leído el libro si no me lo hubieran regalado, agradezco el regalo y renuncio a escribir mi tratado, porque en mi tratado habría desaconsejado el regalo, y sin el regalo me habría perdido una maravilla de libro...
   
   
y después del monumental libro de david uclés, no sabía qué leer (que el problema no son los pendientes, pendientes, como ya he dicho, hay de sobra, el problema es el orden de lectura), pero sentía que necesitaba poesía, así que retomé el tomo de poesía reunida de piedad bonnett, y me leí "el hilo de los días"... otra maravilla...

y en "el hilo de los días" encontré el poema "de los mil usos posibles del poema" que dice:

De los mil usos posibles del poema

Se ha convenido ya -todo el mundo así opina-
en que es enteramente inútil el poema.
Y sin embargo, hay momentos en que aún sin saberlo
el poema se llena de amor y es esa carta
de reconciliación que nunca escribiremos.
O es ese puente de ventana a ventana que pasamos
con el alma encongida, deseando el vacío.
Manopla, salvavidas, aeroplano
que nos permite contemplar olímpicos 
el trasegar sin fin de tantas gentes
tristes de haber nacido y tristes de ir muriendo.
(A veces desde arriba nos miramos
pasar alucinados y sombríos).
El poema es también tirabuzón,
anzuelo que se tira en viejas aguas.
Máquina de hacer pompas de jabón. 
Es vendaje, es compresa, es sanguijuela
que extrae los venenos de la sangre.
Juguete de latón. Consolado de viudas.
Monstruo de mil cabezas, matita que sembramos
en medio del jardín, conjuro mágico, 
bisturí, cuerda floja, cobertizo.
Estos apenas son algunos de los muchos,
los incontables usos del poema,
ese extraño artefacto que circula
en forma clandestina y peligrosa
en nuestros territorios.
Esté alerta.


y ahora me estoy leyendo "madres, padres y demás" de siri hustvedt (porque pienso mucho en siri hustvedt estos días, y espero que esté bien y le mandaría un abrazo si supiera adónde mandárselo...) y de momento, encantada... mira que escribe bien...



  

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