este fin de semana lo he pasado leyendo los "recuerdos de mi inexistencia" de rebecca solnit (a la que los hombres le explican cosas) y ha sido un verdadero placer...
estas memorias empiezan con rebecca solnit, un día, de hace mucho tiempo, frente a un espejo de cuerpo entero y la sensación de estar desvaneciéndose... llama inexistencia a sus primeros años... a cuando se fue de casa y alquiló un piso en san francisco... a sus primeros trabajos, sus primeros amigos, sus primeros miedos y sus primeros descubrimientos en ámbitos distintos...
dice rebecca solnit por ejemplo que "En ocasiones se entrega un regalo y ni quien lo da ni quien lo recibe conocen sus verdaderas dimensiones, y lo que parece ser al principio no es lo que será al final. Al igual que los principios, los finales tienen infinidad de recovecos, capas superpuestas, consecuencias que se propagan formando ondas."
también dice hablando de la violencia contra las mujeres que "Entonces parecía generalizado. Todavía lo parece. Podían hacerte un poco de daño -con insultos y amenazas que te recordaban que no estabas a salvo ni eras libre ni poseías ciertos derechos inalienables-, o más daño con una violación, o más con una violación acompañada de secuestro, tortura, cautiverio y mutilación, y más aún con el asesinato, y la posibilidad de la muerte planeaba siempre sobre las otras agresiones. Podían borrarte un poco para que hubiera menos de ti, para que tuvieras menos seguridad, menos libertad, o podían socavar tus derechos e invadir tu cuerpo para que fuera cada vez menos tuyo; podían suprimirte del todo, y ninguna de esas posibilidades parecía especialmente remota. Todas las cosas malas que les pasaban a las otras mujeres porque eran mujeres podían ocurrirte a ti por ser mujer. Aunque no te mataran, mataban algo de ti: tu sensación de libertad, de igualdad, de confianza en ti misma."
y continúa contando que "Hace poco mi amiga Heather Smith me comentó que a las jóvenes se las insta a "no parar nunca de imaginar su asesinato". A partir de la infancia se nos ordenaba no hacer cosas: no ir ahí, no trabajar allá, no salir a esas horas ni hablar con aquellas personas, no ponernos ese vestido ni tomar esa copa ni enfrascarnos en aventuras, en la independencia, en la soledad. La renuncia era la única forma de protección que se nos ofrecía contra el asesinato."
y es que, aunque son cosas que sabes, que te has incluso formulado a ti misma o a otros (a muy pocos otros, porque sigue siendo un tema delicado) en ocasiones, la verdad es que reconforta leerlas en un libro... reconforta saber que no estás loca y que hay mas mujeres como tú que han tenido experiencias y sensaciones iguales o similares a tuyas y que además son capaces de pronunciarlas... de deletrear esa amenaza que nos acompaña durante años y de la que a veces parece que sea de mala educación hablar...
también dice que "Esa violencia se dirige sobre todo contra las niñas y las jóvenes a modo de rito iniciático, de recordatorio de que serán vulnerables incluso después de que dejen de ser un objetivo habitual. Cada muerte de una mujer era un mensaje para todas en general, y en aquella época me centré en la supervivencia con una especie de terror y conmoción al descubrir que vivía en una guerra no declarada. Quería que la declarasen, y de vez en cuando la he declarado yo misma lo mejor que he sabido."
yo también he tenido esa sensación de guerra no declarada... incluso de que si lo decías en voz demasiado alta eras tú la que la estaba declarando, cuando en realidad es una guerra que llevamos siglos perdiendo, quizás por el miedo que tenemos de hablar de ella...
y continúa explicando que "Lo que en gran medida convierte a las jóvenes en buenas presas es su falta de seguridad en ellas mismas y su discreción. Ahora yo pararía coches, me plantaría en mitad de la calzada, armaría jaleo, aporrearía puertas, respetaría mi percepción de la amenaza y emprendería cualquier acción que pareciera capaz de alejarme de ella."
yo ahora también pararía coches, gritaría, armaría jaleo y lo que hiciera falta, pero de jovencita recuerdo que al miedo y a la afrenta se le unía la vergüenza, el que no se entere nadie... el qué pensarán de mí, cuando tú eras una víctima...
dice también rebecca solnit que "La amenaza de violencia se aloja en la mente. El miedo y la tensión habitan el cuerpo. Los agresores consiguen que pensemos en ellos; han invadido nuestros pensamientos. Aunque no llegue a ocurrirnos ninguna de esas cosas terribles, la posibilidad de que se produzcan y los recordatorios constantes hacen mella."
y sobre la literatura dice que "el puro placer de encontrar voces, ideas y posibilidades nuevas, de que el mundo se vuelva más coherente en aspectos sutiles o enormes, de ampliar o rellenar nuestro mapa del universo, ni se encomia lo suficiente, como tampoco la belleza de descubrir formas y sentidos. Y esos despertares se repiten, y siempre que ocurre hay alegría."
y que "las palabras son instrucciones, el libro es un kit, la existencia entera del libro es algo inmaterial, interno, un acontecimiento más que un objeto, y más tarde una influencia y un recuerdo. Es la lectora quien da vida al libro."
(cita que sé que le habría leído y que sé que le habría hecho sonreír como sonreía él cuando le leía estas cosas...)
y para terminar, una cita que me guardo para cuando vuelva a escribir no olvidar que "Sin embargo, cuando se trata de escribir, cada capítulo que se escribe está rodeado de los que no se han escrito, y cada confesión, de lo que sigue siendo secreto o indescifrable o continúa echado en el olvido, y solo podemos tamizar una parte del caos y de la mutabilidad de la experiencia para trasladarla a las páginas, sean cuales sean nuestras intenciones e incluso nuestros temas. No estamos esculpiendo mármol, sino recogiendo puñados de los restos de un naufragio que flotan en un río turbulento; podemos organizar los deshechos, pero no escribir el río entero."
que me ha encantado... tanto que espero con ilusión que salgan las otras dos partes que, de momento, componen sus memorias...
No hay comentarios:
Publicar un comentario