y como te conté la última vez que vine por aquí, me leí "los mandarines" de simone de beauvoir, libro que hacía tiempo que quería leer, pero que siempre me ha costado empezar... pero últimamente las lecturas empezaban a durar poco (como durante el confinamiento... seguramente por el nuevo horario de la comunitat), y necesitaba un novelón para bajar el ritmo... además necesitaba sentirme especial, porque los días son tristes y grises, y leer a simone de beauvoir (soy una snob que diría virginia woolf) siempre me hace sentirme especial...
(ya sabes, mientras la leo, pase lo que pase, pienso "sí, ya, pero yo estoy leyendo a simone de beauvoir"... que un cliente se pone estúpido: sí, ya, pero yo estoy leyendo a simone de beauvoir... que mi padre me pega un broncón por algo que no he hecho en el despacho: sí, ya, pero yo estoy leyendo a simone de beauvoir... que alguien manda algún meme de esos ofensivos: sí, ya, pero yo estoy leyendo a simone de beauvoir... es magia...)
a lo que iba, que me ha encantado leer "los mandarines" que empieza así:
"Henri echó una última mirada hacia el cielo: un cristal negro. Mil aviones desgarrando aquel silencio: resultaba difícil de imaginar; sin embargo, las palabras entrechocaban en su cabeza con ruido gozoso: ofensiva detenida, derrota alemana, podré partir. Dobló la esquina de la avenida. Las calles olerían a aceite y a azahar, la gente conversaría en las terrazas iluminadas y él tomaría café auténtico al son de las guitarras. Sus ojos, sus manos, su piel tenían hambre; qué largo ayuno! Subió lentamente la glacial escalera."
es la navidad del año 1944, en parís, el principio del final de la guerra... henri, el protagonista de una parte de la novela (la novela está escrita en los partes que se van alternando, en una parte, un narrador onmipresente (u omnisciente) nos cuenta la historia de henri, y en la otra, anne nos va contando en primera persona la suya... claro que las dos historias se van mezclando porque henri y anne son amigos y se mueven en los mismos círculos...) se dirige a su casa a celebrar esa primera navidad sin ocupación alemana con su mujer (con la que tiene una relación un pelín complicada) y con sus amigos...
y es que la novela lo que nos enseña es como cambian las cosas... porque los personajes, miembros de la resistencia, van viendo como el mundo de la postguerra va cambiándolos, a ellos y a los demás, y como las cosas que antes eran simples (buenos/malos, nosotros/ellos) se van complicando sin remedio...
una novela que trata un tema que ya sabes que me fascina, qué pasó después de la segunda guerra mundial, como conseguieron volver a vivir juntos los colaboracionistas y los que no lo fueron...
además, en un momento dado se habla del descubrimiento de los campos de concentración en rusia, y de como eso afectó a los intelectuales de izquierda... porque para nosotros, el comunismo siempre ha tenido esa sombra, le va implícita, y no nos resulta fácil de entender la sorpresa y las dudas que generó en las personas que de verdad creían en él... porque lo vemos desde nuestra perspectiva, porque como te decía, esa sombra, para nosotros, siempre ha estado ahí, pero no debió de ser fácil en su momento, ni decubrirlo, ni asumirlo, ni tener que denunciarlo...
y además la beauvoir nos cuenta su historia de amor tardía con un escritor estadounidense a través de la voz de anne (lo sé porque me contó en sus memorias que lo contaba en esta novela...)
que me ha encantado... además, la beauvoir me respondido a una pregunta que no sabía que me estaba plantenado, y es que dice en un momento que: "Para esto sirve la literatura: para mostrar a los otros el mundo tal y como uno lo ve"
de verdad que un placer... tanto que ni el sábado ni el domingo vi mis series por la noche, porque la lectura me tenía atrapada de tal modo que preferí seguir leyendo...
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