miércoles, veinticinco de noviembre y te escribo desde el despacho... y como cada veinticinco de noviembre desde que abrí este blog, abro el editor sin saber bien que decir, pero sin poder hablar de otra cosa que no sea que hoy es veinticinco de noviembre...
y es que hay días en los que inevitablemente una no puede escribir sobre algo que no tenga que ver con el día que es... hay días en los que una no puede mirar hacia otro lado e ignorar la realidad, que es que nos están matando...
nos están matando, sí... y digo "nos" siendo plenamente consciente del uso que hago de los pronombres personales, porque como mujeres nos están maltratando, golpenado, violando, asesinando, mutilando y matando a todas cada vez que por motivos de género matan a una de nosotras... y hasta que las mujeres (y los hombres) no entendamos este principio básico, la lucha por la igualdad será más complicada...
pero estoy cansada... estoy cansada porque las cifras de mujeres asesinadas no bajan, porque la igualdad en vez de seguir dando pasitos hacia adelante ha ido retrocediendo casi sin que nos dieramos cuenta... porque podría repetir lo que ya he dicho: que hay que cambiar la educación y lo que en teoría es el amor, para que las mujeres (y los hombres) sepan detectar las señales de alarma y salir corriendo antes de que sea tarde; que hay que cambiar las leyes porque las estadísticas demuestran que no están funcionando; que hay que hacer campañas (porque las estadísticas también demuestran que desde que no se hacen campañas serias, el riesgo de violencia de género entre los más jovenes se ha disparado); que hay que dejar de jugar con las palabras y de retorcerlas para que la violencia de género no se convierta en violencia doméstica (con todo lo dañino que adoptar este lenguaje conlleva); que hay que pedir al gobierno que no recorte en una partida tan importante como ésta, dejando así indefensas a mujeres que no tienen otra defensa; y como te decía al principio, tenemos que entender que nos están matando, y que hay que hacer algo.
no diré nada (lo he dicho demasiadas veces) de que si en vez de mujeres fuera otro colectivo estaríamos escandalizados, y habría una alarma social que no existe en la actualidad... no diré que si en vez de más de cuarenta y cinco mujeres asesinadas en lo que va de año por sus parejas o exparejas, cambiasemos la palabra "mujeres" por la palabra "futbolistas", o "periodistas", o "polítcos", o "trapecistas", esa noticia abriría las noticias y tendría monopolizados los debates, las editoriales de los periódicos y habría manifestaciones casi cada semana para pararlo... pero son (somos) mujeres, y en general, no nos escandalizamos...
tampoco diré nada hoy de las mujeres que niegan (fíjate que no digo "dicen", sino "niegan", siendo de nuevo plenamente consciente de las palabras que uso) ser feministas, y que mienten (o se engañan) cuando dicen que no necesitan del feminismo en sus vidas.
hoy te colgaré un poema, que supe que copiaría hoy aquí desde el momento en que lo leí... un poema de märta tikkanen, de la historia de amor del siglo, porque ya sabes que hay veces que las palabras que no tenemos, las tienen los poetas... y este poema en el que la tikkanen nos cuenta a cámara lenta ese primer golpe, creo que podría hacer entender algo que no siempre pensamos, y es en como se siente una mujer en un momento como ese, cuando el amor (desesperación de amor, como ella misma lo llama) se convierte en algo inimaginable.
en cámara lenta
levantas la mano
que va a golpearme
hay tiempo de que pasen muchas cosas
por mi cerebro
antes de que tu mano
llegue hasta mí
pienso
en todas las mujeres
que en todas las épocas
han vivido este instante
el instante que precede al golpe de la mano
pienso
en el miedo
que paraliza
impidiéndome
soltarme
morder dar patadas huir
no puedo abrir la boca
no grito
en la sensación
de verme desamparada
sin remedio
sin posibilidades
de no tener fuerzas para nada
no poder controlar lo que pasa
no poder hacer nada
no poder hacer nada
y finalmente
lo increíble es eso
que ahora se cierne sobre nosotros-
es algo inimaginable
no ocurrirá
no puede pasar
tú
no puedes pegarme
a mí
antes de que tu mano
me alcance
ya lo sé:
esto no se abate sobre nosotros
por falta de amor
sino por desesperación de amor
sin embargo
es difícil de entender
imposible de olvidar
märta tikkanen (la historia de amor del siglo)
y yo hoy pienso en todas las mujeres que en todas las épocas han vivido ese instante, el instante que precede al golpe de la mano... y pienso en el miedo que paraliza impidiéndo soltarse, morder, dar patadas, huir... y no poder abrir la boca, no poder gritar... pienso en la sensación de verse desamparada sin remedio, sin posibilidades; de no tener fuerzas para nada, en no poder controlar lo que pasa, no poder hacer nada... sobretodo en no poder hacer nada... y es que es algo inimaginable, algo que no puede pasar... algo que sin embargo es difícil de entender imposible de olvidar.
de hecho, pienso en todas las mujeres que en todas las épocas han vivido ese instante, el instante que precede al golpe de la mano, y en las mujeres que lo vivirán, y me digo a mí misma que por eso soy feminista, y que por ellas hay que luchar.
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