lunes y te escribo desde el despacho... y creo que el cambio de hora no me ha acabado de sentar bien del todo, porque esta mañana, contra todo pronóstico, no me podía levantar (por mucho que digan que era una hora más tarde de lo que el reloj marcaba, y por mucho que ayer me fuese a dormir antes de lo normal, porque me estaba durmiendo en el sofá...).
lunes y yo hoy venía a contarte que me estuve leyendo un libro divertidísimo de esther tusquets: pequeños delitos abominables...
pequeños y abominables?
el título de este libro contiene una aparente contradicción (adoro lo contradictorio), pues si un delito es «pequeño», cómo puede aplicársele un adjetivo tan duro como «abominable»? tienen que tratarse, sin duda, de delitos o infamias que no revisten gravedad y que en su mayor parte no son siquiera penados por la ley, o que lo son, como mucho, con una multa, y que, sin embargo, nos provocan un profundo desagrado. ese punto de partida supone que el presente catálogo tiene que ser personal, pues aquello que a un individuo le resulta abominable a otros puede no molestarles en absoluto.
esther tusquets (pequeños delitos abominables)
y así da comienzo este catálogo de pequeñas infamias, en el que he descubierto que la tusquets y yo tenemos mucho en común, y que nos sacan de quicio las mismas cosas y que en ciertos temas pensamos lo mismo... como que "los españoles tenemos estas peculiaridades... nos envanecemos de hacer trampas o de colarnos en las colas con la misma desfachatez con que nos envanecemos de nuestra incultura o de no leer más de tres libros al año. nos envanecemos a veces de lo que debería avergonzarnos."
o que "que seas feliz (con lo mucho que cuesta conseguirlo y con lo poco que suele durar!), que las cosas te vayan bien, incluso el modesto logro de que lleves una existencia agradable o de que te diviertas, es vivido por otros -en ocasiones por tus propios amigos, por personas que te quieren- como un agravio."
y que "basta pedir las cosas por favor, dar las gracias, contestar si te saludan, escuchar o fingir escuchar lo que te dicen, mirar de vez en cuando a tu interlocutor a los ojos, y sonreír, eso es lo más importante, sobre todo sonreír, aunque no tengas ganas."
o también que "la verdad goza de un gran prestigio, es enormemente valorada entre nosotros, parece justificarlo todo. «la verdad ni hiere ni ofende», reza un dicho castellano. qué disparate! todos sabemos que nada hiere ni ofende tanto como la verdad. la verdad tiene un enorme poder de fascinación, pero es, al mismo tiempo, enormemente peligrosa. hay que dosificarla, hay que administrarla con pinzas o con cuentagotas, y es aconsejable tener a mano un buen antídoto por si se produce una emergencia."
que "pocos hombres, y casi ninguna mujer, se permiten confesar que los niños no les gustan, o que por lo menos no les gustan los niños maleducados. o que no tienen por qué soportar a los niños de los otros."
o que "la impuntualidad es uno de los delitos más incómodos de soportar por los demás, por los que la padecen. sobre todo si se te ha educado en el convencimiento de que constituye una grosería, una falta de consideración abominable que equivale a robar el tiempo de otro, a no concederle la menor importancia. o, mejor que abominable, incomprensible."
una maravilla...
y ahora corto y cierro, que aunque se supone que nos han devuelto la hora que nos quitaron en primavera, pa´mí que a mi mañana ha durado menos de lo normal, porque ya son las doce y media, yo sigo con la caja por hacer, y creo que me voy a tener que ir a preparar algo de comer...
pd. además de descubrir que la tusquets y yo pensamos igual en muchas cosas, también he descubierto en este libro "el síndrome de pickwick" que "afecta a las personas que manifiestan una gran euforia cuando se habla de ellas, pero que, cuando se cambia de conversación, se hunden en un sopor profundo."
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