jueves y te escribo desde el despacho... y aunque en este momento mi mesa es un auténtico y absoluto caos (consecuencia directa e inevitable de haber cometido el pecado de tomarme un día libre entresemana para ver exposiones), he decidido que en lugar de agobiarme, y visto que no sé por donde empezar, lo mejor será rebuscarme una mañana mas las palabras, abrir este editor y teclear...
así que tecleo y te cuento que el día de ayer fue maravilloso, luminoso, inspirador y agotador a partes iguales (me gustó bonard, me encantó koudelka y me maravilló y emocionó kandinsky, como inevitablemente me pasa en las pocas ocasiones en las que he tenido el placer de estar ante alguna de sus obras de arte...)
tecleo y te cuento también, que hace unos días me estuve leyendo las cuatro estaciones de ana blandiana, libro de relatos fantásticos, en los que la blandiana, mediante la ciencia ficción nos cuenta cosas tan reales, que quizás la única manera de contarlas, sea precisamente esa... disfrazarlas del absurdo que son en realidad...
cuatro historias como la capilla con mariposas (el invierno), y ese tener miedo y no saber exactamente a qué; queridos espantapajaros (la primavera), o ese descubrir algo y que los demás no lo vean; la ciudad derretida (el verano), o ver el fin del mundo y vivir para contarlo; y recuerdos de infancia (el otoño), o como el perderse puede llevar a la protagonista a recordar como su padre tuvo que quemar sus libros en un tiempo en el que tener determinados libros podía ser un delito...
una maravilla, como lo es siempre leer a esta mujer...
y antes de copiar y cerrar me vas a dejar que te copie una cita que me viene perfecta para este momento preciso de la mañana, y es que, como dice la blandiana...
se apoderó de mí una repentina sensación de libertad y buen humor, esa euforia traviesa que te da el no tener preocupaciones y que suele aparecer precisamente cuando las preocupaciones se amontonan de manera exasperante y el subconsciente se rebela para concederse unas vacaciones prohibidas.
ana blandiana (la capilla con mariposas)
porque esa es la sensación que tengo en este momento... porque teniendo en cuenta como tengo la mesa del despacho y todo lo que sé que debería estar haciendo en este momento, yo abro el editor y tecleo...
y ahora sí, corto y cierro...
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