sobre matar a un ruiseñor...

viernes (por fin!) y hoy comienza oficialmente la cuenta atrás para las vacaciones... y ayer por fin conseguí sentar facturas (teniendo en cuenta que pretendía hacerlo el lunes, comprenderás que esté emocionada), y esta mañana las he guardado donde correspondía, después de anotar los vencimientos y empezar a calcular mentalmente todo lo que habrá que dejar hecho antes de cerrar el viernes que viene...

así que es viernes y hoy (como te decía ayer) te contaré que contraviniendo todas mis manías (ya sabes: si no me gusta leer dos libros de autores de la misma nacionalidad seguidos; mucho menos, y bajo ningún concepto, leer dos libros del mismo autor seguidos) cuando acabé de leer "el evento editorial de la temporada", ve y pon un centinela, no lo pude evitar, y cogí de la estantería matar a ruiseñor...

y es que, tanto leer por internet, que el nuevo libro de harper lee, cambiaría la visión que tenemos los lectores de matar a un ruiseñor, y en concreto de atticus; sumado al hecho de que fue un verdadero placer leer ve y pon un centinela, hizo que mi parte curiosa pudiera mas que mi parte maniática, así que como te decía, al acabar no pude evitar volver a leerme matar a un ruiseñor...



cuando se acercaba a los trece años, mi hermano jem sufrió una grave fractura del brazo a la altura del codo. cuando sanó y sus temores de que jamás podría volver a jugar al futbol se diluyeron, raras veces se acordaba de aquel percance. el brazo izquierdo le quedó algo más corto que el derecho; si estaba de pie o andaba, el dorso de la mano formaba casi un ángulo recto con el cuerpo y el pulgar rozaba el muslo. a jem no podía preocuparle menos, con tal que pudiera pasar y chutar.

harper lee (matar a un ruiseñor)


y así empieza esta novela de harper lee, narrada en primera persona por jean louise finch, scout... y como ya te he dicho, sólo me di cuenta de la genialidad de este principio, al acabar la novela, cuando estaba copiando citas para mi pequeño palacio de vocabulario (y para este blog, claro).

una novela en la que scout nos irá contando su infancia, sus veranos con su hermano, el miedo y la curiosidad que les inspiraba un vecino que vivía recluido en su casa, las cosas que decía calpurnia (la cocinera), las cosas que pasaban en el barrio, los días de clase y los veranos con dill, y sobretodo el juicio por violación que llevó su padre, atticus.

y es que estamos en el sur, allá por los años treinta, en plena depresión, y atticus tendrá que defender a un negro que dicen que ha violado a una mujer blanca...

qué si ha cambiado mi visión del clásico al saber que pasó veinte años después, cuando scout volvió a casa? no.

qué si respeto o admiro menos a atticus después de lo que harper lee me ha contado en ve y pon un centinela? tampoco.

y aunque, como te decía ayer, tengo la sensación de que no he leído bien el libro; creo que, en mi humilde opinión, no hay que perder de vista el contexto de la obra; porque un libro escrito en los años cincuenta, sobre los años cincuenta, nunca será tan políticamente correcto, como un libro escrito ahora sobre aquella época...

así que ha sido un auténtico placer releer esta grandísima novela, de la que antes de cortar y cerrar, me vas a dejar que te copie, uno de mis momentos favoritos...



-atticus... -dijo jem con tono abatido.

él, que ya estaba en el umbral, se volvió de cara a nosotros.

-qué, hijo?

-como han podido hacerlo, cómo han podido?

-no lo sé, pero lo han hecho. lo habían hecho en ocasiones anteriores, lo han hecho esta noche y lo harán de nuevo, y cuando lo hacen... parece que sólo lloran los niños. buenas noches.

harper lee (matar a un ruiseñor)


corto y cierro... 

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