y es miércoles y te escribo desde el despacho... con la caja por hacer y
tanto sueño, que aunque ya me he tomado dos cafés, sigo sin funcionar
del todo... y es que estas noches tropicales y este calor tantos días,
combinados con esta migraña que lleva conmigo desde el domingo, hacen
que una no descanse del todo... así que me acabo de tomar el segundo
café y ya pienso en el tercero...
miércoles y yo hoy venía a contarte que me estuve leyendo el libro del veranode tove jansson...
y oí (o quizás debería decir: leí) hablar de tove jansson en el prólogo
de la antología poética de solveig von schoultz de la que te hablé no
hace mucho; y en ese prólogo decían que la von schoultz era, junto a
tove jansson, una de las dos damas de la literatura finosueca... así que
primero busqué si había libros de ella traducidos al castellano, y una
vez comprobado, miré si tenían alguno en esa librería que está en la
esquina de parís con valencia; y tenían éste; y como yo tenía un pedido a
medias, pues lo añadí, y unos días después me avisaron de que podía
pasar a recogerlo...
era una calurosísima mañana de julio, muy temprano todavía, por la noche había llovido. la roca calva y desnuda humeaba, el musgo y las grietas estaban empapados de humedad, los colores se habían vuelto más obscuros.
tove jansson (el libro del verano)
y así es como comienza este libro del verano,
en el que la jansson nos irá contando (o eso me ha parecido), más que
un verano, distintos momentos de distintos veranos... veranos que sofía
pasa en la isla con su abuela y con su padre (pero sobretodo con su
abuela...)
paseos, conversaciones sobre dios y el diablo, venecias hechas de
cartón, princesas que se salvan, excursiones, lugares secretos, visitas
de amiguitas, de vecinos, allanamientos de morada, tormentas, miedos,
discusiones, reconciliaciones, y el paso del tiempo, que hace que sofía
vaya creciendo, y que su abuela vaya envejeciendo, casi sin que nos
demos cuenta...
una preciosidad de libro, este libro del verano, del que, me vas a permitir que te copie otro trocito...
a veces uno no se da cuenta de ciertas cosas hasta que es demasiado tarde, y entonces ya no vale la pena volver a empezar. otras veces las vamos olvidando por el camino y ni siquiera nos damos cuenta de que las hemos olvidado.
tove jansson (el libro del verano)
y ahora corto y cierro... que estoy sola en el despacho y voy a
aprovechar para hacer todo lo que no he podido hacer desde que empezó la
semana, ahora...
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