sobre once maneras de sentirse solo...

miércoles (aunque la verdad es que he tenido que mirarlo, porque no sabía exactamente en que día de la semana estamos) y te escribo desde la caja, donde pasaré, si todo va bien, al menos la mitad de la mañana...

y el jefe ya me ha llamado (estoy de jefecilla en funciones) para informarme de todo lo que me ha dejado encima de mi mesa antes de irse, y yo le he informado a él de que aún no he llegado a mi mesa (y de que calculo que hasta allá a las once no llegaré). 

miércoles y visto que tengo demasiadas cosas que hacer y que no puedo hacerlas, he abierto el editor para contarte que estuve leyendo once maneras de sentirse solo, aquel libro de richard yates que te compré (un domingo por la mañana, en aquella librería del primer café) y que me compré para mí misma hace poco (en esa librería que está en la esquina de parís con valencia) porque desde entonces (y ya hace años) me lo quería leer...

y es que quería volver a leer a richard yates desde aquel revolutionary roadque tanto me impactó... y es que aquel fue uno de esos libros que se quedan contigo... que siguen contigo años después de haberlos leído, porque te han contado cosas de ti que no sabías, o que no querías (o no podías) saber... porque hay libros que tocan partes de tu alma, y se quedan contigo de manera inevitable...

así que me leí este libro de relatos en el que richard yates nos contará, como el título indica once maneras de sentirse solo en relatos como doctor chepas, o de como las buenas intenciones de una maestra acaban con una pintada obscena; lo mejor de todo, o el día antes de la boda de grace; jody aprovecha la ocasión, o el sargento reece y lo que sus reclutas no entendieron; dolor? ninguno, o las visitas de una mujer a su marido; el placer de la derrota, o el descubrir para que está hecho realmente uno; sobel al habla, o como una buena acción se te puede volver en contra; divertirse con un desconocido, o lo que sentían los niños de la clase de la señorita snell; hombre de b.a.r., o como puede empeorar de improviso una mala noche; un pianista de jazz estupendo, o lo que la amistad significa en realidad; al hoyo, o la fiesta de fin de año en el bloque siete; y la construcción, o la importancia de las ventanas en la construcción de un relato...

una maravilla... y antes de cortar y cerrar me vas a dejar que te copie una cita del último relato... del que por cierto ya he tomado nota de lo de las ventanas, por si se me ocurre intentar contar alguna historia...



tengo un truco para dejar de escuchar a la gente (es fácil; sólo hay que fijar la vista en la boca del que habla y observar las formas siempre cambiantes y rítmicas de sus labios y lengua, y un momento después uno comprueba que ya no oye nada), y me disponía a ponerlo en práctica.

richard yates (once maneras de sentirse solo)


y ahora corto y cierro... 

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