martes y te escribo desde la caja... aunque la verdad verdadera es que
creo que aún no me he despertado del todo... pero la mañana va a ser
movidita... así que he decidido teclear ya, antes del café y del
desayuno... por lo que pueda pasar...
martes y ayer terminé con la postfacturación del veintiocho, y poquito
más pude hacer... así que hoy pretendo empezar a cerrar febrero (y digo
empezar porque ya sabes que hasta allá por el diez o el quince no suelo
conseguir cerrar ningún mes) y ponerme con los bancos, a ver si los
cuadro a treinta y uno de enero...
(y te diré que empiezo a sospechar que este baile de fechas me está
volviendo un poco loca... estamos en marzo, yo tengo facturas para
sentar de febrero... los bancos, la mitad a treinta y uno de enero y la
otra mitad a treinta y uno de diciembre del año pasado... y aún no he
hecho los asientos finales, por lo que el año dos mil catorce sigue
abierto... así que ya no es que tenga mirar el día en el calendario del
despacho... es que hay veces que tengo que asegurarme de poner bien el
año... y eso, quieras que no, debe de estar afectándome de alguna
manera...)
martes y yo venía a contarte que me estuve leyendo chicas felizmente casadas de
edna o’brien... tercera parte de la trilogía que empecé a leer el año
pasado (los reyes fueron muy majos y me trajeron ese libro de regalo)
con las chicas de campo, y después (creo que fue en verano) con la chica de ojos verdes, y que ahora se termina...
hace poco nos lamentábamos kate brady y yo, mientras tomábamos unos tristes gin fizz en un bar del centro de londres, de que nada nunca iría a mejor en nuestras vidas, de que moriríamos en el mismo estado en que nos encontrábamos: bien alimentadas, casadas, insatisfechas.
edna o’brien (chicas felizmente casadas)
y así empieza la o’brien a contarnos esta historia, cuyo título, como
imagino que habrás deducido al leer el principio, es más bien irónico...
y la que habla es baba, y kate (brady de casada) no es otra que
caithleen... las chicas a las que, como te decía, conocí hace un año
siendo apenas unas niñas, y que ahora encuentro en londres, felizmente casadas... con los problemas que tienen las chicas cuando se casan...
y para que veas lo felices que son, te diré que baba
planeaba que ambas abandonasen a sus maridos algún día, una vez
hubieran acumulado pieles y diamantes, de la misma forma que en otra
época había planeado que se casarían con hombres ricos y vivirían en
casas donde hubiera bandejas de plata con algunas botellas de alcohol a
medias y otras sin abrir...
y es que las dos son infelices de maneras distintas... kate porque su
matrimonio se acaba... baba porque se casó por dinero, y su marido es un
poco más bruto de lo que ella esperaba... pero esta(s) novela(s) no va
de amor, ni de matrimonios (por felices o infelices que sean) esta(s)
novela(s) trata de la amistad entre kate y baba, y de como aún sin verse
todos los días (como cuando estaban en el internado, o cuando se fueron
de casa a compartir una pequeña habitación en dublín), baba sigue
recogiendo los trozos de kate cuando se rompe... de como hay amistades
que están ahí aunque nos olvidemos de ellas...
una maravilla preciosa, de la que te diré que me encantaron (sobretodo)
los capítulos en los que la que habla es baba... porque aunque la prota es caithleen (kate en esta novela), a mí (que le voy a hacer?) me encanta baba...
pues hay cosas en esta vida que no se pueden preguntar, y (oh, agnus dei) hay cosas en esta vida que no se pueden responder.
edna o’brien (chicas felizmente casadas)
una maravilla, como te decía, aunque me da un poco de pena despedirme de ellas...
corto y cierro...
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