jueves y te escribo desde el despacho... pero con prisas, porque tengo 
mil cosas que hacer y la jefa se tiene que ir un momento, y yo tendré 
que salir a caja, y el jefe no está, pero me llama para encargarme 
cosas, y yo tengo sueño pese a los dos cafés que llevo en el cuerpo, así
 que no sé si este post será coherente...
pero es jueves y quería contarte que me estuve leyendo ansia y otros cuentosde
 ingeborg bachmann... y aunque creo que fue un error leerme estos 
cuentos justo después de los de yates (ver el post de ayer), porque 
después de unos cuentos como los de yates, la verdad es que los de la 
bachmann (mas cortos, mas modernos, y puede que más "complicados") se me
 quedaban (busco un término pero no lo encuentro, así que voy a elegir 
un adjetivo) "pequeños" (entiéndase "pequeños" en la acepción de 
duración del término...)
aunque cierto es también, que a medida que leía la cosa iba cambiando...
 me iba alejando de los cuentos de yates (más largos, más elaborados, y 
creo que también, más clásicos) y entrando en el ritmo de la bachmann 
(un ritmo más rápido, más lírico, más moderno, y a veces, más 
surrealista sin llegar al surrealismo...) y sus cuentos, cada vez, me 
iban gustando más a medida que les iba pillando el ritmo (y de alguna 
manera, entrando en el juego...)
(y me he dado cuenta que mis manías tienen cierta coherencia... eso de 
no leer dos libros de relatos seguidos, al final va a tener cierta 
lógica...)
así que aunque admito que me costó entrar en el libro (además, de la 
bachmann sólo había leído poesía y algunos ensayos... y sus cuentos no 
es que sean precisamente fáciles...) la verdad es que cuando conseguí 
entrar, el libro me encantó... tanto que ya tengo localizado otro de sus
 libros en prosa, en mi lista de deseos, que caerá un día de estos...
trece cuentos como la balsa, o con quien bailará maría cuando llegue el invierno; en el cielo y en la tierra, o la mentira que hizo que amelia saltara por la ventana; la sonrisa de la esfinge, o que a veces es peor el remedio que la enfermedad; la caravana y la resurrección, o lo que solo el niño compendió; el comandante, o lo que s. hizo, no una, sino dos veces; yo también he vivido en arcadia, o esa extraña melodía traída por el viento; una tienda de sueños, o del arrepentimiento, cuando uno encuentra su sueño y no está dispuesto a pagar por el; retrato de ana maría, o el árbol que no estaba; el soldador, o la lectura mal entendida; el cojo, o la palidez de anna; vendrá la muerte, o la importancia de ésta para determinadas familias; visita a una ciudad vieja, o el viaje en un autobús turístico por la propia ciudad; y ansia, el cuento inacabado del que las notas de la bachmann nos dan varias versiones diferentes...
y antes de cortar y cerrar (tengo que salir a la caja ya), me vas a 
dejar que te copie un pedacito de el cojo... porque aunque exactamente 
no es eso... si se parece un poquito a lo que a veces siento...
y entonces la centralita telefónica en la que trabajo de la mañana a la noche, levantando el auricular y pasando la comunicación a los aparatos conectados a ella, se convierte en una tumba de la que no puedo encontrar la salida... y las hojas de salario que van acumulándose en mi cartera son como certificados de defunción que se extienden a mi nombre, mes a mes, sin que se me pregunte si, a fin de cuentas, tengo aire suficiente para alimentar un suspiro, una esperanza de salir al sol de la calle, de mezclarme con la gente, con su risa y su llanto.
ingeborg bachmann (el cojo)
y ahora sí, corto y cierro... 
 
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