viernes y te escribo desde la caja, donde creo que voy a pasar toda la mañana... así que mejor no pensaré ni en la caja por hacer, ni en los presupuestos por pasar, ni las facturas que debería sentar...
y como no quiero pensar en lo que debería estar haciendo, aprovechando un momento de calma, abro el editor y tecleo...
tecleo y sigo con mi pequeña trilogía de lecturas reyeras, para contarte que el segundo libro que me leí de los que me trajeron los reyes, fue una pasión parecida al miedo de mary ann clark bremer...
habíamos paseado durante horas por el casco antiguo de berna, deteniéndonos aquí y allá, ante rincones y puertas y escaparates, admirando aquello que a otros apenas causa admiración, y, al anochecer, sin haber pensado siquiera en cenar o pasar por el hotel en el que ambos nos alojábamos, habíamos intercambiado ya, entre signos de asentimiento, la lista de nuestros músicos favoritos.
el café donde decidimos descansar un poco no era tan oscuro como hubiéramos deseado, aunque buscamos el rincón con la iluminación más tenue. bebimos coñac y chocolate muy caliente, y el coñac ponía alegría en la conversación cuando quedaba en sordina la tristeza; en algún momento, cuando la confianza creció, él se refirió a su mujer muerta y yo mencioné a mi hombre muerto.
mary ann clark bremer (una pasión parecida al miedo)
y así empieza la clark bremer a contarnos esta historia que no fue... uno de esos amores inacabados... en berna, donde dos personas se encuentran por casualidad, pasean, hablan, sienten, pero el miedo hay veces que puede más que la pasión, y hay veces que una no está preparada para superar sus traumas...
una historia preciosa de esta autora a la que me descubriste un verano con aquella biblioteca de verano (válgame la redundancia) y que seguí descubriendo con aquel inolvidable cuando acabe el invierno, y con aquel librero de parís y la princesa rusa (que también fue un regalo)...
y antes de cortar y cerrar, te dejo una cita de esta preciosa novela... por la que te doy las gracias, por la parte que te toca...
nunca he sentido miedo a aquello que me parecía «exterior», ajeno a mí, pero he sentido terror muchas veces ante lo que he pensado, ante lo que he sentido. he tenido miedo no tanto de morir por mi propia mano, como de hacer sufrir a los demás por mis decisiones o indecisiones.
mary ann clark bremer (una pasión parecida al miedo)
y ahora sí... corto y cierro, que mientras escribía este post me he trasladado de la caja al despacho, y habrá que aprovechar la situación para ir haciendo algo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario