viernes (por fin!) y te escribo desde la caja... sí... con todas las
facturas de la facturación de ayer encima de mi mesa esperando que las
empareje con sus respectivos albaranes, que las confirme, las meta en
sobres para enviarlas, o las guarde en su correspondiente carpeta, y que
haga los listados, y los recibos... todas esas cosas que pasadas las
diez de la mañana ya debería estar haciendo, pero que como
circunstancias mandan, haré cuando buenamente pueda...
así que como no puedo ponerme con la postfacturación, que es lo que una
secretaria responsable como yo debería estar haciendo un dieciseis de
enero, abro el editor y tecleo...
tecleo y hoy te contaré que entre el año pasado y éste, me estuve
leyendo los diarios de virginia woolf (los que van del mil novecientos
veinticinco a mil novecientos treinta) editados por la editorial
siruela... y que he descubierto que siruela solo ha editado estos
diarios; así que como te podrás imaginar conociendo a la
obsesivo-compulsiva que vive en mí, me he propuesto buscarlos todos
(editados por distintas editoriales, lo que complica un poquitín la
cosa) y en ello andamos...
y estos diarios empiezan el martes, seis de enero de mil novecientos veinticinco, con una virginia woolf que nos cuenta que la vergonzosa realidad es que tiene que continuar en el cuaderno del año pasado, porque no puededesperdiciar tantas páginas en blanco...
una confesión que confieso que me hizo sonreír, porque en general no me
suele gustar abandonar libretas con páginas todavía utilizables...
y estos diarios empiezan tras la publicación de la señora dalloway y el lector común,
libros de los que la woolf nos irá contando como son acogidos por
crítica, público y conocidos... y nos contará también sus subidones y
sus bajones... y también nos contará en estos diarios como empezó y
acabó de escribir al faro (y ya van dos de las tres señales que necesito para releer este libro); como surgió la novela orlando; y como se fue gestando poco a poco lo que más tarde se convertiría en las olas...
y no diré eso de que cuando leo diarios siento que estoy siendo
indiscreta, ya que la woolf insinua varias veces que sus diarios podrían
ser utilizados para escribir sus memorias, o que leonard (su señor
esposo) podría publicarlos si ella muriera antes que él (cosa que, como
sabemos, ocurrió...), y es que creo que la woolf no pierde de vista al
posible lector en ningún momento, por lo que sus diarios son una más de
sus obras literias... creo yo, vamos...
y me han encantado (tanto que como te decía me propongo encontrarlos todos, y leérmelos, aunque sea desordenados).
y antes de cortar y cerrar (porque ya estoy en el despacho y me gustaría
hacer la caja de ayer y terminar con la facturación en lo que queda de
mañana) me vas a dejar que te copie el mismo pedacito que he copiado en
mi pequeño palacio de vocabulario...
así pasan los días, y me pregunto a veces si no está uno hipnotizado, como un niño por una esfera plateada, por la vida; y si esto es vivir. es muy rápido, brillante, excitante. pero superficial, quizás. me gustaría coger la esfera con las manos y tocarla tranquilamente, redonda, suave, pesada. y sostenerla de este modo día tras día.
virginia woolf (diarios)
y ahora corto y cierro... que mira la hora que es y yo aquí escribiendo...
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