jueves y te escribo desde el despacho... con la caja por hacer, el
correo abierto, impreso y entregado; un albarán que se me quedó a medias
ayer, porque me faltaban unos códigos; y el listado de los talones que
debería haber hecho, pero que olvidé hacer...
y acaba de entrar otro albarán... y yo necesitaría tiempo para
centrarme... tiempo que no tengo, porque las cosas van surgiendo, como
van surgiendo, y yo no tengo tiempo de organizarme; solo puedo ir
haciendo las cosas conforme surgen, esperando no olvidar nada
importante... esperando no equivocarme...
jueves y yo venía a contarte que estuve leyendo la quinta serie de los testimonios de victoria ocampo (que van desde mil novecientos cincuenta, a mil novecientos cincuenta y siete...)
testimonios en los que además de reencontrarme con la ocampo y con esa manera tan suya de escribir artículos, he descubierto: "las dificultades, los obstáculos que se interponían entre una mujer de su época, de su país, de su clase y la carrera (si cabe designarla con este nombre) que resolvío seguir por inclinación natural."
y que "el gran proletariado del mundo es el de la mujer, pues se extiende a todas las clases sociales"... aunque, como bien dice la autora: "esto
no ha impedido que colette escriba un francés jugoso y perfecto como
fruta madura cortada del árbol. ni que virginia woolf maneje su idioma
con maestría. ni tampoco que emily brontë nos deje wuthering heights y teresa de cepeda las huellas de su genio junto con las de su santidad"...
testimonios de lecturas, de películas, de escritores, de recuerdos y de
la dictadura... testimonios en los que victoria ocampo, nos cuenta,
además de sus sentiemientos, de los agradecimientos por los
reconocimientos que recibe, y lo que opina del arte, de sus recuerdos de
algunos escritores a los que conoció y de algunos de sus viajes; su
paso por la prisión, por el hecho de escribir en un país y en un momento
en el que escribir (y quizás pensar) eran motivo de encarcelamiento...
una maravilla, aunque imagino que no hará falta que te lo diga...
y antes de cortar y cerrar, te voy a copiar la cita que te decía el oro
día... porque creo que tiene razón... porque conozco esa sensación de
volver a un lugar en realidad desconocido... y porque creo que de
lepanto, a fin de cuentas, es eso lo que nos queda...
y esta sensación de volver a un lugar en realidad desconocido se la debemos exclusivamente a los grandes artistas. ellos solos son capaces de hacer ese milagro para sus semejantes. aclimatarnos a un mundo nuevo, a un mundo ajeno. no creo que exista forma más eficaz se acercamiento entre los pueblos. hemos reconocido la cara de inglaterra a través de dickens y no de trafalgar, a través de shakespeare y no de agincourt. cito a dickens por ser él un recuerdo tan vivo de mi infancia, que no retenía en cambio, las fechas ni casi los nombres de las famosas batallas. y con sobrada razón. qué queda de lepanto, a fin de cuentas? un manco.victoria ocampo (testimonios. quinta serie: 1950-1957)
y ahora corto y cierro...
pd. también he descubierto gracias a la ocampo, que soy una unhappy few...
ya que según ella: "sólo los "unhappy few" se toman el trabajo de leer
los tres cantos"... y eso, quieras que no, me hizo sonreir...
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