sobre doña perfecta...

jueves y te escribo desde la caja... sí, desde la caja, porque la jefa y nonó tenían cosas que hacer y me ha tocado quedarme en la caja... y encima de mi mesa está la caja por hacer, y unas facturas que tengo que mandarle por mail a un cliente... y desde aquí he abierto el correo, pero todo era spam menos una factura que me ha adelantado por correo un proveedor...


jueves y tengo sueño, pero de ese sueño que me hace sonreír cada vez que bostezo... y te diré que hoy parece que vamos a tener día chiquipark... es lo que tienen las huelgas de educación... por aquí tenemos a mis sobrinos, que en vez de ir al cole se han venido a trabajar (de hecho te escribo aprovechando que se han ido a comprar unas rosquilletas para almorzar), y ya han venido varios clientes a comprar acompañados de niños medio dormidos...





jueves y yo hoy venía a contarte que después de los poemas de seamus heaney estuve leyendo "doña perfecta" de don benito pérez galdós...






cuando el tren mixto descendente número 65 (no es preciso nombrar la línea) se detuvo en la pequeña estación situada entre los kilómetros 171 y 172, casi todos los viajeros de segunda y tercera clase se quedaron durmiendo o bostezando dentro de los coches, porque el frío penetrante de la madrugada no convidaba a pasear por el desamparado andén. el único viajero de primera que en el tren venía bajó apresuradamente y dirigiéndose a los empleados, preguntóles si aquél era el apeadero de villahorrenda. (este nombre, como otros muchos que después se verán, es propiedad del autor.)



pérez galdós (doña perfecta)








y así es como galdós empieza a contarnos esta historia... y el que se baja en el apeadero de villahorrenda es pepe rey, que va a orbajosa a casa de su tía doña perfecta, porque entre su padre y ella han decidido casarlo con su prima, rosario...


y pepe se enamorará de rosario y rosario de él... pero, parece que alguien conspirará para que al pobre ingeniero no le vayan bien las cosas en esa ciudad que mas parece un pueblo...


y nos encontramos con una serie de secundarios de lujo, de esos que galdós tan bien sabe dibujar... como don inocencio, un cura que desde el momento en el que pepe rey pisa la casa de su tía, le demuestra una mal disimulada antipatía; o su sobrino Jacintito, toda una promesa, para el que su tío y madre tienen grandes planes; o la madre del tal jacintito (suspiritos la llaman) que es una verdadera lianta; o don cayetano, el cuñado de doña perfecta, que será quien mediante unas cartas nos cuente como acabó la historia del pobre pepe rey, que no sabía donde se metía cuando se bajó del tren... y también el tío licurgo, y el caballuco, y juan tafetán, y las troyas, y pinzón, que es el único que ayuda al protagonista cuando llega a orbajosa con la tropa...


y te diré que ha sido una maravilla (cuando no lo es leer a galdós?) pero que sufrí mucho leyendo esta historia, en la que las mentiras y las malas intenciones se esconden en forma de respetabilidad... en donde el pobre pepe rey no sabe porque le pasa lo que le pasa y cuando lo descubre, el pobre ya no puede hacer nada...


el final?... desolador... me quedé un rato quieta en el sofá, con la mirada fija en el libro y sin poder reaccionar... porque si bien es cierto que ya desde las primeras páginas, me imaginaba que bien no iba a acabar la cosa, la verdad es que no me esperaba el final... no me lo podía imaginar...


una maravilla... y como dice galdós al final de la novela: "esto se acabó. es cuanto por ahora podemos decir de las personas que parecen buenas y no lo son."





y ahora corto y cierro... que la verdad es que desde la caja no se escribe igual que desde el despacho... y mis sobrinos ya han vuelto, y cuando el pequeño dice que quiere sentarse, creo que me lo dice porque quiere que lo coja al brazo...


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