sobre pizcas de paraíso y apagones...

martes y te escribo desde el despacho...


martes y te diré que hemos sobrevivido al apagón que hemos sufrido y que nos ha tenido casi una hora sin luz, y por consiguiente sin teléfono y sin ordenadores...


y es curioso como no te das cuenta hasta que pasan estas cosas de hasta que punto dependemos de las máquinas... porque al no poder encender los ordenadores, no podíamos atender a los clientes, porque como tú comprenderás, no nos sabemos los precios de memoria (demasiadas referencias para semejante proeza...) y además no podíamos dar de baja el material, ni hacer tiquets ni facturas, por no hablar de que sin luz, por no poder, no podíamos ni abrir la caja... y aunque la mayoría de los clientes que han venido en ese rato, sonreían comprensivos y se iban al bar de la esquina a tomar café, o se iban diciendo que volverían esta tarde, ha habido varios, que parecía que no entendían algo tan simple como que sin luz no podíamos dar servicio... hemos tenido uno que se ha quedado de guardia todo el apagón, apoyado en el mostrador, preguntando cada cinco minutos (como los niños cuando van de viaje) si faltaba mucho para que le pudiéramos atender... además de un par a los que al parecer nuestro apagón les ha parecido una ofensa personal, y se han ido de aquí convencidos de que nos les atendíamos, no porque no pudiéramos, sino porque no queríamos... en fin... es lo que tiene trabajar cara al público...





en fin... que superada la crisis de la energía eléctrica, yo la verdad es que venía a contarte la última de mis lecturas vacacionales... "pizcas de paraíso", precioso libro que reúne en un mismo volumen algunos de los cuentos de francis scott y zelda fitzgerald que se publicaron en distintas revistas...


once cuentos de francis scott fitzgerald como el de una chica popular, o la historia de como tras una noche, le cambió la vida a yanci, y ese final que incluye un taxi; o ese amor en la noche, en una noche en un yate que dos personas no olvidaron; o un penique gastado, y ese arte para gastar el dinero incluso ajeno; o la danza, y ese curioso horror hacia las ciudades pequeñas y sus dramas; o la escala de jacob, y ese descubrir una estrella en un juicio por asesinato, pero no saber atarla; o los nadadores, y lo útil que puede resultar saber nadar en caso de divorcio; o la niña del hotel, que aunque no se daba cuenta de la imagen que daba, tuvo una buena intuición y evitó una desgracia; o una nueva hoja, y el triste final de dick, pese a que julie intentó salvarlo; o qué hermosa pareja, aunque eso no conlleve la felicidad perfecta; o el último beso, a esa chica que dormía mejor si le daban un beso de despedida; o tiernamente adorado, que es la historia de lilymary y el bello muchacho...


un cuento escrito a medias en el que se nos cuenta la historia de nuestra reina del cine...


y nueve cuentos de zelda fitzgerald como el de una autentica chica de revista, o la historia de gay y su triste final; o la chica del sur, que se llamaba harriet y se reía de manera estrepitosa y su viaje de ida y vuelta al norte; o la chica que gustó al príncipe, que se llamaba helena y que decía que lo único que tenía de su padre era el gran reloj del vestíbulo; o una chica con talento, que se llamaba lou y tenía un hijo al que apenas veía por su falta de tiempo; o la chica del millonario, que en medio de un tumulto de estudiantes, conoció al heredero de una cantidad fantástica de millones; o la pobre chica trabajadora, eloise, que aunque lo intenta, no lo acaba de conseguir; o la señorita ella, y la amargura de aferrarse a los bonitos recuerdos y a su gran desgracia; o el punto de vista continental, y ese recordar otros lugares; y una pareja de chiflados, o la triste historia de larry y lola...


veintiún cuentos en total, que tenía guardados para un momento especial, porque ya sabes que adoro a fitzgerald desde hace muchos (muchos) años, y que me enamoré de zelda cuando leí aquel resérvame el vals del que me hablaste... así que leer algunos de sus cuentos (casi todos publicados a nombre de él, porque sus letras se pagaban mejor que las de ella, o como colaboraciones, aunque el cuento fuese enteramente de ella...) ha sido una autentica maravilla... como una maravilla ha sido ese ir distinguiendo sus voces...


y hoy, para muestra, dos botones... el primero una muestra de esa manera de escribir tan fitzgerald...






más adelante no podría recordar si la besó una vez o si fueron varias veces, aunque debieron pasar una hora allí sentados, muy juntos y cogidos de la mano. lo que más le sorprendió del amor fue que no parecía tener nada de salvaje pasión -remordimiento, deseo, desesperación-, sino una delirante promesa de tal felicidad en el mundo, en la vida, como nunca había conocido.



francis scott fitzgerald (amor en la noche)








y después una muestra de las letras de zelda, que tienen un algo que no sé definir pero que me encanta...






las cosas amargas se secaban detrás de los ojos de la señorita ella como una ristra de ajos delante de una chimenea. los humos acres de los dulces recuerdos habían enrojecido gradualmente los bordes de sus párpados hasta el punto de hacerlos brillar a veces como las partes gastadas de las cacerolas de cobre.



zelda fitzgerald (la señorita ella)








y ahora corto y cierro... que con el apagón voy un poco retrasada, y habrá que respondiendo a los mails y metiendo el material que ha ido llegando mientras estábamos a oscuras y sin ordenadores...


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