sobre lunes y enemigos públicos...

lunes (muy lunes) y te escribo desde el despacho...


te escribo desde el despacho vacío en el que en este momento solo se escuchan mis tecleos interrumpidos de vez en cuando por el teléfono...


lunes de caos... porque aquí seguimos en la tónica de ir quedando cada vez menos... y hoy, como te decía, estoy sola en el despacho con las cuatro líneas de teléfono, y además la mañana se ha complicado con una devolución (y he tenido que recordar casi a la fuerza como se hacen ciertas cosas que aprendí pero que dejé de hacer... suerte que entre mi escasa memoria y aquel manual de instrucciones que fui haciendo aquel enero tan negro, he conseguido hacer la circular, que ahora habrá que escanear y enviar a quien corresponda...)


lunes complicado en el que la migraña aconsejaba quedarse a oscuras en la cama, pero mi parte responsable ha podido una vez mas con mi parte quejica, y aquí estoy, mirando con los ojos entornados la pantalla debido a la fotofobia, y controlando la angustia con sorbitos del té frío que me ha traído mi madre que me quiere... y parece que va remitiendo, o al menos no va a más (algo es algo...)





lunes, y como ayer fue domingo, te contaré que estuve viendo la película "enemigo público"... esa en la que james cagney y edward woods son amigos desde la infancia, cuando robaban relojes y los intentaban vender... y van creciendo, y sus crímenes van en ascenso, y van ganando dinero y haciéndose mas crueles en plena ley seca... y james cagney se enamora de una preciosa jean harlow (maravillosa la escena en la que ella le dice como es él sentada en su regazo)


y te diré que aparte de la harlow (que ya sabes que me encanta) me encantó sobre todo el tratamiento de la violencia... porque aunque la peli es violenta, el director (william a. wellman) consigue que la sintamos sin verla... como en la escena del callejón, en la que escuchamos los disparos y vemos la mano del policía en el suelo empuñando la pistola que brilla, o en la escena del piano, cuando la cámara se desvía de cagney y sabemos lo que hace por los disparos y la reacción de edward woods; o la escena del caballo; por no hablar de cuando cagney camina bajo la lluvia, y la cámaro lo acompaña hasta la puerta, escuchamos los disparos y los gritos y lo vemos salir tambaleándose de allí...


y el final... espectacular por inesperado, por brutal y porque parece cronometrado... que me encantó, vamos... no sé si porque james cagney está espectacular en el papel de matón que casi roza al psicópata, si porque la harlow está espectacular en los momentos en los que aparece... si por la brutalidad de la escena del pomelo, o porque la fotografía, los planos y los contraplanos, los encuadres y la manera de mover la cámara tienen una maestría que te hace sentir especial por estar viendo semejante película...





una maravilla... y ahora corto y cierro, que tengo tantas cosas que hacer que mejor no te cuento...


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