sobre viernes que parecen sábados pero sólo son viernes extraños y un poema...

viernes (aunque la verdad es que juraría que es sábado...) y te escribo desde el despacho...


viernes extraño porque ayer, aunque era jueves, hubo un rato en que parecía viernes, y yo me he levantado convencida de que era sábado... y además porque hoy no sé cuanto tiempo pasaré en el despacho... porque el viernes será viernes hasta mas o menos después de comer... y después parecerá sábado, porque como tenemos una boda, habrá que ir a la pelu a arreglarse el pelo, y habrá que vestirse y maquillarse... y como a las ocho hay que estar en la masía donde se celebra la ceremonía, me da a mí que esta tarde además de extraña va a ser poco productiva...


lo malo es que a pesar de que hoy parece sábado (por mas de un motivo), en realidad es viernes (por mucho que me cueste asumirlo), lo que significa que mañana será sábado de verdad, y que a las nueve de la mañana me tocará bajar a trabajar (lo que después de una boda que empezando a las ocho, vete tú a saber a qué hora terminará, la verdad es que no es el plan ideal...)





viernes y yo venía a contarte que la semana pasada (el sábado que me pasé tomando café por turnos con las amigas), como tenía que coger un bus y cruzarme la ciudad para ir de una cita a la otra, metí en el bolso un poemario de la editorial torremozas que tenía hace tiempo por casa... el alba en la espalda de pino ojeda (poetisa a la que conocí gracias a una antología de la misma editorial)... poemario que leí en el bus, y que releí antes de llegar a mi destino... un poemario precioso, del que te dejo un poema a modo de muestra...






la tristeza no tiene nombre

no puedes definirla.

surge de improviso, y como una inquieta

catarata espumante,

horada la noche por sendas

de futuro, azotando

la roca erosionada del corazón vacío.



y quisieras huir a la esperanza,

cuando la garganta estalla y la voz

se mezcla con tu miedo y desamparo.



pero la semilla sembrada

germina burbujas de odio,

señorean tu desvalido silencio.

y vas cayendo hacia la niebla

frontera de la muerte

con tus alas mutiladas de luz.

pino ojeda (el alba en la espalda)





quizás porque creo que es cierto eso de que la tristeza no tiene nombre... no puedes definirla... y hoy ha surgido de improviso, y aunque quisiera huir a la esperanza, sé que esta tristeza concreta, que hoy se me ha colado en el alma, no tiene ningún lugar al que se pueda huir de ella... quizás porque esta tristeza (una antigua y familiar tristeza que lleva conmigo mas de diez años) está fuera de toda esperanza... y quizás hoy es normal que me invada... porque esta boda (precisamente esta boda) queramos o no, estará inevitablemente impregnada de ella... de esta tristeza, tibia, íntima y familiar, sin la que seguramente nada tendría sentido...





corto y cierro...

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