sobre viernes y el encanto y la compañía según edith wharton...

viernes (por fin!) y te escribo desde el despacho...


viernes posiblemente de dolores (porque ya sabes que de un tiempo a esta parte los viernes suelen ser el día elegido por el gobierno para anunciarnos las malas noticias... empiezo a pensar que para amargarnos además de la vida, el fin de semana; aunque gracias a sus medidas, los fines de semana ya no son lo que eran, pues aquello de que los domingos eran festivos a muchos de los que siguen trabajando les han dicho que era un lujo y que ahora son laborables, igual que los lunes o los martes... claro que la culpa ahí, creo que no la tiene tanto el gobierno y los grandes empresarios que en su afán por conseguir beneficios olvidan los derechos que tantos años costó conseguir (porque aunque parezca mentira, los domingos apenas han sido festivos unos cien años), sino los españolitos de a pie, que encantados de poder ir a las grandes superficies hasta los domingos, les hacen hacer caja... porque estoy convencida de que si los primeros tres domingos que las grandes superficies abrieron, no hubiera ido nadie a comprar, se lo habrían replanteado, y esos trabajadores que han perdido parte de sus derechos, este domingo no tendrían que ir a trabajar... claro que aquí cada cual que aguante su vela y que cada uno haga examen de conciencia... yo no compro los domingos, porque no quiero ser complice...)





y, como ves, divago... pero es que este viernes de dolores me tiene acojonada muy asustada...





pero yo lo que quería era contarte que la semana pasada me leí el segundo regalo de la abuela (que en realidad es de mi padre, pero ella no sabe que yo lo sé, así que es de ella...), un libro de relatos de edith wharton, que se titula encanto y compañía...


un libro lleno de personajes muy edith wharton, que nos va contando sus historias... como la historia de las vistas de la señora manstey y lo que estaba dispuesta a hacer por conservarlas; la plenitud de la vida que bien puede ser sentarse a esperar en el umbral esperando escuchar el crujir de sus botas; el dedo del destino y como retoca el retrato de la señora grancy; el pretexto y todo lo que la señora ranson sintio hasta que se dio cuenta de que solo era eso, un pretexto; el diagnóstico y como gracias a él, la señora welwood se convirtió en la señora dorrance; encanto y compañia o la inolvidable nadeja y su extraña familia; y la permanente de la señora de vincent craig y ese confundir los días, una y otra vez...


siete relatos que son siete joyas... y siete personajes femeninos que me han recordado porque me gustan tanto las letras de la wharton... y como además están ordenados cronológicamente, me atrevería decir que el libro va in crecendo... subiendo el nivel con cada cuento...


una maravilla, que ya le he prometido a la abuela que le dejaré en cuanto empiece el buen tiempo, y pueda leer en el patio... que aún se acuerda de cuando le dejé la edad de la inocencia (hace casi veinte años!) y dice que quiere volver a leer a la wharton...


y antes de cortar y cerrar, me vas a dejar que te copie una de las citas... una cita del relato el pretexto, que me ha encantado...






una racha de lágrimas la sacudió, inundando aquella superficie seca, de sentimientos convencionales, empozados desde profundidades insospechadas. lo sentía mucho -muchísimo, aun así se alegraba- y se sentía inefable, impenitentemente alegre.

edith wharton (el pretexto)





y ahora sí... corto y cierro... que si he de ser sincera, no he hecho casi nada útil en lo que va de mañana... y digo yo que tendré que ganarme mi sueldo de secretaria...

No hay comentarios:

Publicar un comentario