sobre la feria del libro antiguo y cien poemas de la dickinson...

y ya es viernes (aunque cuando me he despertado esta mañana, hubiera jurado que era miércoles), y te escribo desde el despacho... claro...


viernes y anoche se me hicieron las mil, y hoy no quería levantarme, pero había quedado con mi hermana, porque teníamos que ir a un sitio antes del desayuno, así que al final, la responsabilidad ha podido mas que el sueño... y aquí estoy... las diez y pico, y yo aún no he hecho nada útil... tengo la caja por hacer, los mails por abrir, un albarán que meter y un sueño con el que parece que el primer café con leche del día, no puede...





viernes y yo hoy quería contarte que la semana pasada estuve leyendo a emily dickinson... el único (bueno, no fue el único, pero sí el único que era para mí) libro que compré este año en la feria del libro antiguo y de ocasión que ponen en la gran vía marqués del turia todos los años (o casi todos) coincidiendo con las fallas...


este año sólo he ido una vez... el sábado antes de fallas... cuando las calles ya empezaban a estar cortadas, pero aún se podía andar... fui en bus desde casa y después de recorremela entera, y comprar estos cien poemas de la dickinson (en la misma colección que mis primeras flores del mal... una de esas colecciones de kiosko de cuando yo estudiaba), y desde allí me fui paseando a la residencia a ver a la abuela, que enseguida me preguntó que me había comprado, y que me recordó que de cara al verano, me vaya pensando algún libro bonito y con letras grandes para dejarle (éste no, que las dos sabemos que la poesía no es el género favorito de la abuela), que dice que después de la operación de cataratas, ve mucho mejor, y le apetece retomar el habito de las lecturas prestadas... pero cuando llegue el verano, porque a ella lo que le gusta es leer en la terraza con luz natural...


el caso es que de la feria del libro este año, este precioso libro fue lo único que me llevé a casa... y recordé (inevitablemente) cuando la feria del libro era uno de los acontecimientos del año, cuando mi presupuesto para libros dependía de la caridad materna y de ahorrar de lo que me daban para salir con las amigas... cuando mi biblioteca personal se abastecía del libro que cada dos meses pedía al círculo de lectores, y de la sección de oportunidades de cualquiera de las sucursales de mi librería favorita... así que cuando llegaba la feria del libro a la ciudad, me iba con mil o dos mil pesetas en el bolsillo, y me las gastaba en libros... que teniendo en cuenta las ofertas de libros a doscientas y trescientas pesetas, la verdad es que me cundían bastante... ya que con esos escasos bienes, que en una librería "normal" me hubieran dado para un libro de tapas duras o dos libros de bolsillo, en la feria del libro eran capaces de dar para comprar siete u ocho libros... lo que me permitía leer durante bastante tiempo, en aquella época...


ahora las cosas han cambiado... tengo un pequeño (pero digno) sueldo de secretaria... y aunque sigo teniendo cierta debilidad por los libros de segunda mano, y por las ediciones antigüitas que ya están descatalogadas... ahora con internet me estoy acostumbrando a buscar libros concretos y pedir que me los manden al despacho, en lugar de cotillear por las estanterías sin saber bien lo que quiero...


el libro de la dickinson?... una maravilla... que te voy a decir yo si ya he perdido la cuenta de las antologías que llevo compradas de ella?... y para muestra de esta traducción, un botón... un poema cortito que me encantó...






un temor raudo, una pompa, una lágrima,

un despertar de madrugada

para ver que lo que nos hizo despertar,

alienta en otra alba.

emily dickinson





y es que quizás es eso lo que mas me gusta de la dickinson... ese saber poner en palabras nuestras sensaciones y nuestros miedos... ese saber deletrear, algo tan cotidiano como despertar y ver que las cosas siguen igual...





corto y cierro...

No hay comentarios:

Publicar un comentario