sobre la falta (o el pecado) del abate mouret...

martes y aquí sigo... en el despacho... preguntándome el porque de esta enumeración de días... el porque de este datar y situar antes de empezar... pero no tengo respuestas...


(y me vas a perdonar pero me acaban de interrumpir y ya he perdido el hilo de estos tecleos incluso antes de empezar...)





vuelvo... y te decía que no sé porque enumero los días antes de empezar a contarte estas cosas... claro que puestos a preguntarme, tendría que preguntarme también el porqué de mis tecleos... pero creo que hoy es uno de esos días en los que además de las palabras se me pierden los porqués... así que mejor me dejo de preguntas sin respuestas y sigo (como por inercia) con estos apuntes (me ha gustado lo de apuntes, así que me lo quedo) que te escribo desde el despacho, entre el ringring del teléfono y las veinte interrupciones que sufre cada post que escribo... culpa mía por teclear en horario laboral... así que no me quejaré... sólo intentaré no perder demasiado el hilo...


y hoy quería hablarte de la falta (o el pecado) del abate mouret de zola... que ya sabes que yo sigo a lo mío, y poco a poco pretendo leerme la serie de los rougon (si consigo encontrar todas las novelas que la componen, cosa que no es tan fácil como podría parecer)


la falta del abate mouret, que nos cuenta la historia de serge... el hijo de françois mouret y marthe rougon (de la conquista de plassans), y hermano de octave mouret (aquel que se enamoró de denise en el paraiso de las damas) y de desireé (que también aparece en esta historia, igual que aparecía en la conquista de plassans), que como ya se apuntaba, se ha hecho cura, y cuida de su hermana... y todo va bien hasta que el abate mouret cae enfermo, y su tío (el doctor pascal) decide llevarlo al paradou, y dejarlo al cuidado de albine...






 él habría querido entregarle todo su ser en la palabra que sentía en sus labios sin poder pronunciarla. entonces se inclino más y pareció buscar el lugar exquisito de aquel rostro donde pondría la palabra suprema. después no dijo nada, exhaló tan sólo un pequeño suspiro y besó los labios de albine.

emile zola (la falta del abate mouret)


y como con casi todos los libros que llevo leídos de la serie de los rougon-macquart, zola me ha hecho sufrir con esta historia... una preciosa y triste historia, de la que nada más te contaré (de hecho creo que ya he contado demasiado)


(de hecho, sino quieres saber más, te aconsejo que te saltes el siguiente párrafo...)





sólo te diré que mi corazón se ha quedado con albine (a la que zola convierte en una especie de ofelia contemporanea, que recoge flores, aunque no en el río...)





y ya tengo por casa a su excelencia eugene rougon (al que conozco de la primera entrega), el siguiente tomo de la serie... porque ahora va y resulta que después de tanto tiempo leyendo a zola desordenado, me ha dado por intentar seguir un orden... claro que eugene rougon tendrá que esperar un poco... que me queda menos de la mitad de esta serie y quiero que me duren aún algunos años estos rougon-macquart...





y ahora corto y cierro, que tendré que hacer la caja y responder a los correos...




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