en fin... me he dormido y la sensación es que esa media hora de retraso la voy a arrastrando toda la mañana (mira que horas de venir aquí); pero como ahora (sí, ahora) empiezo a centrarme, he pensando que era un buen momento para teclear un par de absurdidades...
así que rebusco entre mis citas y te cuento (aunque ya lo hice en una de mis postales) que estuve leyendo en la bahía de katherine mansfield...
y es que en el libro de mary ann clark bremer (una biblioteca de verano), dice la autora que...
la segunda clienta de la nueva biblioteca fui yo misma. hacía tiempo que sentía deseos de leer alguna obra de katherine mansfield. cada vez que me había acercado a ella, alguna palabra, alguna frase cualquiera, me había empujado muy lejos: quizá me hablaba demasiado cercanamente. esto lo supe luego. sus personajes se parecían, de algún modo, a mí misma. y quizá no amaba yo aquello de mí en lo que ellos se me asemejaban.
mary ann clark bremer (una biblioteca de verano)
así que aunque ya había leido los cuatro cuentos que componen en la bahía (en la bahía, preludio, garden-party y las hijas del difunto coronel) en aquel volumen de cuentos completos que compré en el kiosko; y aunque el libro de en la bahía (de la editorial bruguera) ni siquiera lo compré para mí (pretendía ser un regalo, pero su destinatario ya lo tenía y en la misma edición que yo había comprado, así que me lo quedé, ya que nunca me ha importado tener libros repetidos); después de leer a la clark bremer me di cuenta de que quería releer a la mansfield, de que como a ella quizá me hablaba demasiado cercanamente...
así que releí en la bahía... porque un libro te lleva a otro, y es una delicia dejarse llevar y seguir esa corriente que te va llevando de un título a otro... de un autor a otro, sin que tú tengas que pensar...
y fue un placer volver a los relatos de la mansfield (después de sus diarios y sus poemas); fue una maravilla volver a disfrutar de sus letras con ese sabor que sólo tienen las relecturas, cuando ya no hay prisas por conocer los desenlaces y disfrutas de otra manera de los detalles... y claro, ahora quiero escribir relatos...
y antes de despedirme, te dejo un trocito de uno de los relatos de la mansfield...
apretó contra sí sus brazos cruzados y se puso a reír muy bajo. qué absurda era la vida, risible, sencillamente risible. porqué tendría esa manía de continuar viviendo? porque era una mania- pensaba ella irónica y riendo.
katherine mansfield (preludio, uno de los relatos de en la bahía)
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