macondo

he leido su suerte en el café". (...) "cuente siete estrellas y soñará conmigo". (...) "recuérdelo bien. nada más que siete estrellas".

en julio estaba en nuestra casa. le gustaba recostarse contra los tiestos del pasamano. decía: "recuerda que nunca te miraba a los ojos. es el secreto del hombre que ha empezado a sentir miedo de enamorarse". y era verdad que yo no recordaba sus ojos. no habría podido decir en julio de que color tenía las pupilas el hombre con quien iba a casarme en diciembre.

no, no he vuelto a leer los cien años de soledad por tercera vez (aunque sé que antes o después lo haré...). he estado leyendo la hojarasca... de garcía márquez, claro... y he pasado un rato en macondo.

macondo... es curioso como el nombre de un lugar que no existió es capaz de evocar tantos recuerdos... recuerdos que no son nuestros, o si lo son? los recuerdos de aquellos a los que leímos en una noche en blanco, que sustituyeron a los sueños que no tuvimos son un poco nuestros, no?

por eso, al leer la hojarasca y encontrarme de pronto en macondo he sentido la misma alegría que al volver a un lugar conocido...

curioso como la literatura es capaz de crear lugares maravillosos de los que luego nos es dificil despedirnos del todo... digo macondo como podría decir rivendel, la isla del tesoro, el pais de las maravillas, camelot, nunca jamás, oz, narnia...

curioso como somos capaces de imaginarlos... de sentirlos reales... como a los personajes...

pues eso... que he pasado un ratito en macondo y me ha costado volver a salir... menos mal que existe la literatura para sacarnos de nuestras rutinas...



No hay comentarios:

Publicar un comentario