sábado 5 de febrero de 2022

anoche no sé qué pasó, pero no podía parar de llorar... que lloro todos los días desde que pasó, no era esa la novedad... que me duele todo el día el pecho, y el nudo en la garganta es constante, se suelta un poco y se vuelve a apretar, pero no llega a soltarse del todo... no era eso... es que normalmente lloro y se me pasa, lloro y se me pasa, y después de llorar hay como una especie de tregua, como si el pecho me doliese menos, como si el nudo de la garganta se aflojase un poco... un respiro, que no se lleva la pena, pero que me deja respirar un poco...

anoche no sé qué pasó, pero no podía parar de llorar... el llanto no aliviaba el dolor, parecía alimentarlo... cada vez lloraba más fuerte... cada vez estaba más desesperada... cerraba los puños, me abrazaba a mí misma, pero no podía parar de llorar... la desesperación me ahogaba... por qué?... no lo sé... porque era viernes, porque él ha muerto, porque no hay magia, ni futuro, ni deseos, ni promesas, ni final feliz posible?... quizás por una mezcla de todo eso...

no hubo un desencadenante, no pasó nada concreto, no era un día especial, y estuve más o menos bien todo el día (cuando digo más o menos bien quiero decir que no lloré, que aguanté bien el tipo, que si le preguntas a mi madre o a mi padre, a mi hermana, o a mis compañeros de trabajo te dirán que estoy mejor, que estoy bien, gracias... porque la verdad es que se me da bien disimular normalidad mientras escucho los gritos en mi cabeza que dicen (que chillan a veces) que él ha muerto, que él ha muerto, que él ha muerto... y que no sé qué sentido tiene todo esto...)

digo que no hubo desencadenante, porque hay veces que es una canción (bastan unos acordes) la que hace que mi aparente normalidad se rompa y la pena suba y que llore... o algo visto en la tele (hay anuncios que me matan, e intento evitar en la medida de lo posible las escenas de sexo) lo que me hace llorar sin remedio... o algún recuerdo... o algo que me dice alguien... o simplemente que quiero contarle algo y no puedo hacerlo... pero anoche no, anoche fue de repente, pura desesperación subiendo a oleadas... creo que estuve llorando una media hora, mas o menos... cuando conseguí tranquilizarme, me fui al cuarto de baño, me lavé la cara, me fui a la cocina, me preparé un café con leche descafeinado (porque no eran horas de tomar café), me fumé un cigarro, e hice lo único que puedo hacer cuando la pena amenaza con tragarme: leí un rato...

siempre he dicho que la lectura salva, como un mantra, como un estribillo... a mí personalmente me ha salvado de rupturas, del exilio, de la rutina gris y aburrida, de las grandes broncas y de la ansiedad que provocan los problemas que te afectan pero que no puedes (ni aunque quieras) solucionar...  pero estos meses está siendo vital, necesaria, y la única manera real de calmar un poco mi pena y descansar...

anoche leí dos relatos de "bola ocho" de elizabeth geoghegan, libro publicado por nórdica libros, y que compré porque sé (imposible, pero lo sé) que él me lo habría comprado... porque dicen que elizabeth geoghean era una protegida de lucia berlin (adorábamos a la berlin)... porque la portada es preciosa... porque nos encantaban los libros de relatos y porque a él le encantaba descubrirme autoras desconocidas para mí, y luego recordármelo una y otra vez... 

leí y pude descansar (pese a que los dos relatos son, digamos, fuertes) en las palabras y las historias del libro de elizabeth geoghegan... y cuando me fui a dormir le enseñé el libro a la fotografía que tengo suya en la mesita de noche... y me dijo que sí... que tengo razón... que me lo habría regalado... o quizás me lo imaginé... no me preocupa... estoy segura de que habría sido así...


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