la nochebuena fue bien, quitando el amago de ataque de ansiedad que me dio a mitad tarde, cuando empecé a llorar y después de media hora llorando llegué a pensar que no iba a poder parar para la cena, y después de probarme medio armario intentando romper mi luto por navidad sin conseguirlo, la cena fue bien... no lloré en toda la cena, sólo lloré un poco (vale, bastante) con uno de los regalos que me hizo mi hermana la pequeña (un exlibris precioso) por motivos que no puedo poner en palabras... y cuando me fui a hacer los cafés, que me llevé el móvil a la cocina pensando que según la hora que era seguro que tendría un mensaje suyo dándome las buenas noches y antes de desbloquear el móvil me di cuenta de que no habría mensaje y tuve un amago de llanto que conseguí superar respirando hondo y fumándome un cigarrillo mientras preparaba descafeinados para todos...
estaba leyendo a hannah arendt, pero murió joan didion, y era navidad y yo estaba fatal, así que decidí abandonar temporalmente la filosofía y estos días he estado releyendo "el año del pensamiento mágico"
leí "el año del pensamiento mágico" hace casi siete años, en el dos mil quince, y me encantó... fue la primera vez que leí a joan didion, y después de ese libro me enamoré de ella, y me leí "las noches azules", "una liturgia común", "los que sueñan el sueño dorado", "según venga el juego" (que releí tiempo depués), "miami", "río revuelto", "sur y oeste", "su último deseo" y hace poco "lo que quiero decir"... sí, todo lo que he sido capaz de encontrar traducido al castellano...
muchos de estos libros me los regaló él, porque cuando sabía que yo adoraba a una autora y veía una novedad en su librería favorita, me la compraba, aunque no fuera ni navidad, ni mi cumpleaños ni nuestro aniversario... yo también le regalé a él "el año del pensamiento mágico", y le gustó...
además, "el año del pensamiento mágico" es uno de esos libros que conforme te los acabas, sabes que releerás en algún momento... también pensé en releerlo en mayo... pero era demasiado pronto... no estaba preparada... pero al enterarme de la muerte de joan didion, supe que iba a releer en breve este libro...
y dice joan didion, al principio del libro que:
"la vida cambia deprisa.
la vida cambia en un instante.
te sientas a cenar y la vida que conocías se acaba.
la cuestión de la autocompasión."
estos versos me los he repetido mentalmente mucho durante estos meses... la vida cambia deprisa... la vida cambia en un instante... te sientas a cenar y la vida que conocías se acaba... aunque yo aquí me digo "contestas al teléfono y la vida que conocías se acaba"... lo que no añadía era el verso final... la cuestión de la autocompasión... porque admito que no recordaba ese verso... y admito también que hasta ahora no había entendido que tenía que ver la autocompasión con todo eso... ahora lo entiendo... vaya si lo entiendo...
y me ha ayudado releer a joan, compartir su dolor, y entender algunos aspectos del mío... gracias a joan entiendo porque los primeros días tuve tanto frío... que mi empeño en irme a mi casa era porque "necesitaba estar sola para que él pudiera volver"... que la obsesión que tengo por establecer una cronología, no es tan rara, ella también lo hace...
(recordaba nítidamente, porque en su momento fue un detalle que me llamó mucho la atención, lo de los zapatos de john... el hecho de que ella no hubiera sido capaz de deshacerse de los zapatos, porque si él volvía, los iba a necesitar... pensamiento mágico puro... yo no he tenido que enfrentarme a semejante dilema, su ropa estaba en su casa y cuando me ofrecí voluntaria para ayudar a recoger sus cosas se me dijo amablemente que no, gracias... en mi caso no son zapatos, sino un hueco (literal y metafóricamente hablando) en la estantería de mi dormitorio, donde él dejaba sus cosas, que sigue vacío y que soy incapaz de ocupar (una noche dejé una chaqueta que llevaba puesta antes de irme a dormir, porque estaba tan cansada que no me apetecía colgarla en su sitio, y a los cinco minutos tuve que encender la luz, levantarme y ponerla en su sitio, porque ese hueco tenía que estar vacío por si acaso... por si acaso qué?... no me hagas escribirlo...)
en un momento dado, joan didion se pregunta: "Por qué seguía yo haciendo hincapié en qué era normal y qué no lo era, cuando ya nada lo era?" y aunque pueda parecer absurdo, esta frase logró reconfortarme mucho...
también lloré asintiendo con la cabeza cuando dice:
"Qué daría yo por poder charlar de todo esto con John?
Qué daría yo por poder charlar de cualquier cosa con John? Qué daría yo por poderle decir alguna cosilla que le hiciera feliz? Y qué cosilla sería? Si se la hubiera dicho a tiempo, acaso habría funcionado?"
y también asentí todo el tiempo cuando leí (y cuando copié) este trozo que dice que "el dolor por la pérdida de un ser querido resulta ser una situación que nadie conoce hasta que llega a ella. Nos imaginamos (sabemos) que alguien cercano a nosotros podría morir, pero no nos planteamos más que los pocos días o semanas inmediatamente posteriores a esa muerte imaginada. Y hasta malinterpretamos la naturaleza de esos pocos días o semanas. Si la muerte es repentina, podemos suponer que nos quedaremos en shock. Pero no nos esperamos que ese shock sea aniquilador, que nos transforme tanto el cuerpo como la mente. Podemos suponer que nos quedaremos postrados, inconsolables, enloquecidos por la pérdida. Pero no esperamos enloquecer literalmente, convertirnos en "mujeres muy fuertes" que están convencidas de que su marido va a regresar y le van a hacer falta sus zapatos. En la versión del dolor por la pérdida de un ser querido que nos imaginamos, el modelo es la "curación". En ella siempre prevalece cierto progreso. Los peores días serán los primeros. Nos imaginamos que el momento que nos supondrá la prueba más dura será el funeral y que después vendrá esa hipotética curación. Cuando nos imaginamos el funeral, nos preguntamos si acaso conseguiremos "superarlo", si estaremos a la altura de la situación, si mostraremos esa "fortaleza" que invariablemente se menciona como la reacción correcta a la muerte. Suponemos que tendremos que echarle agallas a ese momento: seré capaz de saludar a la gente, seré capaz de salir de escena, seré capaz siquiera de vestirme ese día?"... en mi caso lo que me preocupaba del funeral era no gritar, tenía verdadero pánico a montar una escena y llorar demasiado fuerte, y sobretodo tenía miedo de volverme loca, ponerme a gritar y no poder parar... pero no grité (estoy casi segura) y fui muy discreta... todo lo discreta que pude teniendo en cuenta las circunstancias... y continúa: "No tenemos forma de saber que el problema no será ese. No tenemos forma de saber que el funeral en si será anodino, una especie de regresión narcótica en la cual nos veremos envueltos en el cariño de los demás y en la gravedad y el sentido de la ocasión. Ni tampoco podemos conocer por anticipado (y aquí reside la diferencia esencial entre el dolor por la muerte de un ser querido tal como nos lo imaginamos y tal como es en realidad) la ausencia interminable que vendrá después, el vacío, que es justamente lo contrario del sentido, la sucesión implacable de momentos durante los cuales afrontaremos la experiencia del sinsentido mismo."
la ausencia interminable, el vacío, el sinsentido mismo...
y por último, tengo que agradecerle aún una cosa más a joan... llevo días sin saber qué me pasa... más que las navidades, me da miedo el final del año... el año nuevo... por primera vez en mi vida me encuentro diciéndome a mí misma que no quiero esto, que no quiero que se acabe el año, que no me viene bien, que no lo soporto, que alguien debería de hacer algo porque me viene fatal que el año se acabe, y no entendía qué me estaba pasando...
(en realidad la sensación la entendía perfectamente, lo que era es incapaz de ponerlo en palabras...)
por eso me ha venido bien leer la parte en la que joan dice: "No quiero terminar el año porque sé que a medida que pasen los días, a medida que enero se convierta en febrero y febrero dé paso al verano, pasarán ciertas cosas. La imagen que tengo de John en el instante de su muerte se volverá menos inmediata y menos cruda. Se convertirá en algo que pasó en un año distinto. Mi noción del mismo John, de John vivo, se volverá más remota, más "difusa", desdibujada, transmutada en lo que sea que sirva mejor para vivir sin él."
y es justo eso: no soporto que esto se convierta en algo que pasó en un año distinto... no soporto empezar un año en el que él no va a estar... porque aunque ya no esté, él estuvo en este año horrible, él vivió y respiró y fue feliz en el año dos mil veintiuno, pero no va a estar en el dos mil veintidós, y eso es algo, que aunque carezca de toda lógica, no puedo soportar...
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