4 de febrero...

y después del libro de colette, me leí "la vida sin maquillaje" de maryse condé... y estas memorias empiezan donde terminaba "corazón que ríe, corazón que llora" (que mira que me encantó ese libro!... tanto que fue el libro que más regalé el año pasado...) tras la muerte de su madre...

y dice maryse condé al principio de este maravilloso libro:

"Por qué toda tentativa de contarse a una misma ha de desembocar en un amasijo de medias verdades? Por qué las autobiografías o las memorias terminan, demasiado a menudo, reducidas a fantasías que difuminan el contorno de la pura verdad hasta hacerla desaparecer? Por qué alberga el ser humano ese inmenso afán por pintarse una existencia tan diferente de la vivida?"

y a partir de esa premisa, intentando que lo que nos cuenta no sea un amasijo de medias verdades, que sus palabras no se queden reducidas a fantasías que difuminen el contorno de la pura verdad, maryse condé nos cuenta su vida... una vida dura y complicada, tras el abandono de su primer amor después de dejarla embarazada... nos contará su matrimonio con condé, del que tuvo tres niñas, y no lo endulza ni le echa la culpa a él de su fracaso... tampoco esconde que quizás no fue la mejor de las madres, ni sus infidelidades, ni sus errores de criterio para elegir trabajos y hombres... nos cuenta las cosas sin esconder la cara b que quizás todos tendemos a esconder... y eso se agradece...

sí que es cierto que me gustó más su "corazón que ríe, corazón que llora" que esta vida sin maquillaje, pero es más fácil que los recuerdos de la infancia queden bien, que conseguirlo con los recuerdos adultos, en los que ya no somos tan inocentes y no siempre somos capaces de hacer las cosas bien... además, la luz de sus recuerdos de la infancia es sin duda más bonita que la de su edad adulta... pero ha sido un verdadero placer volverla a leer...

y después del libro de la maryse condé, me empecé el libro de rebecca west "la familia aubrey", pero todavía no te puedo hablar de él, porque estoy a mitad lectura, y prefiero no hablar de los libros hasta que me los he leído del todo...

lo que sí que te puedo contar es que el domingo, interrumpí la lectura de la novela de la west, para terminar de leer "la materia de este mundo" de sharon olds, libro que me empecé a leer el sábado anterior en el autobús volviendo de la residencia, y que se quedó en el bolso que llevaba ese sábado (por eso no me gusta cambiar de bolso... pero necesitaba un bolso que se cerrase fácil y que fuera grande y ese era perfecto...) y que volví a encontrar el domingo mientras ordenaba una de las habitaciones de la casa (ya sabes que mi casa está tomada, pero de vez en cuando me da por intentar poner orden y tirar cosas a lo mary kondo...), donde había dejado ese bolso...

y el libro de sharon olds (que me costó dios y ayuda conseguir porque es de una editorial argentina y estaba descatalogado... así que imáginate lo que he pagado de portes y lo que me ha costado encontrarlo...) es una antología que contiene poemas de varios de sus poemarios... así que algunos poemas ya los conocía (pero siempre es un placer leer a esta mujer), y otros han sido una maravillosa sorpresa...

y te copio uno de los poemas... un poema que me hizo emocionarme...


      La promesa

      Con el segundo trago, en el restaurant,
      tomados de las manos sobre la mesa vacía,
      hablamos de eso otra vez, renovamos nuestra promesa
      de matarnos el uno al otro. Estás tomando gin,
      el enhebro azul noche
      se disuelve en tu cuerpo, yo tomo Fumé,
      mastico su tierra fragante y ahumada, estamos
      recibiendo tierra, ya somos en parte polvo,
      y donde sea que estemos, estamos también en nuestra
      cama, encajados, desnudos, a lo largo uno del otro,
      cercanos, embriagados
      después del amor, entrando y
      saliendo del borde de la conciencia,
      nuestros cuerpos felices, entrelazados. Tu mano
      se tensa sobre la mesa. Te da miedo
      que me acobarde. Lo que no quieres
      es agonizar en una cama de hospital por un año
      después de un infarto, incapaz
      de pensar o de morir, no quieres
      que te aten a una silla como a tu impecable abuela,
      profiriendo insultos. El cuarto en penumbras
      a nuestro alrededor,
      globos de marfil, cortinas rosadas
      ceñidas por la cintura -y afuera
      un anochecer de verano tan leve,
      alto, luminoso. Te digo que no me
      conoces si crees que no te
      mataré. Piensa en cómo hemos flotado juntos,
      mirándonos a los ojos, pezón contra pezón,
      sexo sobre sexo, las mitades de una criatura
      resurgiendo hasta el borde de la materia
      y sobrepasándola -me conoces de la brillante
      sala de partos salpicada de sangre, si un león
      te tuviera entre sus dientes yo lo atacaría, si las sogas
      que ataran tu alma fueran tus propias muñecas, yo las cortaría.

Sharon Olds           


 simplemente espectacular... pero es que sharon olds es una de mis favoritas entre las favoritas...

cuando me acabe el libro de la west, vuelvo y te cuento...
   
  
 

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