sobre relecturas (vive o muere de anne sexton...)

miércoles y te escribo desde el despacho, con la caja por hacer y el teléfono de fondo sonando... pero como puedo hacer dos (y si es preciso, tres) cosas a la vez, contesto y sigo tecleando...

miércoles y ya he pasado la llamada, así que tirando del hilo de mis lecturas hoy te contaré que me estuve releyendo vive o muere de anne sexton (y creo que es ya la cuarta vez).

y es que hay poemarios que te llegan de una manera especial... hay poemarios que te cuentan cosas de ti misma, o simplemente cosas de la vida (en este momento pienso en el requiem de la ajmatova o en ariel de la plath), y no puedes evitar volver a ellos de vez en cuando... sobre todo cuando necesitas un lugar seguro donde pasar un rato, cuando la vida se te vuelve del revés y no puedes hacer nada por estabilizarla... yo tengo varios lugares seguros de esos (sabes aquello que decía la pizarnik de que "escribes poemas porque necesitas un lugar en donde sea lo que no es"?... pues yo a veces creo que leemos poemas precisamente por eso...) y vive o muere es uno de ellos...

además, como ya te conté, me leí hace poco la novela isadora emprende el vuelo de erica jong, y en esa novela, la jong nos habla de la muerte de la poetisa jeannie morton, que yo estoy convencida (en realidad no estoy convencida, lo sé, no me preguntes porque, ya que no lo he leído en ningún sitio, pero esta es una de esas cosas que sabes sin ninguna duda) que es anne sexton... y desde entonces quería releerla... así que aproveché una tarde-noche de domingo (coincidiendo con el aniversario de su suicidio, porque ya sabes que yo soy una sentimental y tengo mis aniversarios extraños que celebro a mi manera, que suele esta de releer mis libros favoritos) y volví a leer a esta mujer, que ya se convirtió en una de mis autoras favoritas cuando la leí por primera vez...

y como yo no sé hablar de poesía, me vas a dejar que te copie uno de mis poemas favoritos de este vive o muere... 




canción de amor

yo era

la chica de la carta que circula en cadena,

la chica que no paraba de hablar de ataúdes y ojos de cerradura,

la de las facturas de teléfono,

la foto arrugada y la pérdida de relaciones,

la que seguía diciendo-

¡escuchad! ¡escuchad!

¡nunca debemos! ¡nunca debemos!

y todas esas cosas...



esa

con los ojos medio metidos bajo su abrigo,

con sus enormes ojos de azul metálico de arma,

con la vena delgada en la curva de su cuello

que zumbaba como un diapasón,

con sus hombros tan desnudos como un edificio,

con su pie delgado y sus delgados dedos,

con un viejo anzuelo rojo en su boca,

la boca que seguía sangrando

en los terribles campos de su alma...



esa

que seguía cayéndose dormida,

tan vieja como una piedra era,

cada mano como un trozo de cemento,

durante horas y horas

y luego se despertaba,

después de la pequeña muerte,

y luego era tan suave como,

tan delicada como...



tan sueve y delicada como

un exceso de luz,

con nada peligroso en absoluto,

como un mendigo que come

o un ratón sobre una azotea

sin trampilla,

con nada más honesto

que tu mano en su mano-

¡con nadie, nadie sino tú!

y todas esas cosas.

¡nadie, nadie sino tú!

¡oh! no hay forma de traducir

aquel oceano,

aquella música,

aquel teatro,

aquel campo de ponis.

anne sexton (vive o muere)



porque me encanta eso de que no hay "nada más honesto que tu mano en su mano"...

y porque eso de: "con nadie, nadie sino tú! y todas esas cosas. nadie, nadie sino tú!", son algunos de esos versos que me susurro a veces, sin darme cuenta, y en voz baja, como si fueran palabras mágicas, capaces de ahuyentar fantasmas...

corto y cierro...


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