y es viernes (por fin!) y te escribo desde el despacho... y me duele
tanto (tantísimo) la cabeza, que no sé ni si voy a terminar de escribir
este post que acabo de empezar... pero la mañana está siendo tan
caótica, que he pensado que igual, si paro un poco y respiro, igual se
me atenua un poco el dolor de cabeza, lo que cual me vendría bien...
porque estoy en ese momento en el que empiezo a plantearme abrirme la
cabeza contra el quicio de la puerta o directamente con el teléfono (por
aquello de no tener que levantarme) para ver si al abrirme la cabeza,
el dolor de cabeza sale... desvarío, lo sé, pero la de hoy es una
migraña mala, mala, mala, que de momento parece inmune a las pastillas, y
la posibilidad de irme a casa y estar a oscuras (que es lo único que de
verdad me apetece en este momento) no es una posibilidad, porque sigo
sola en el despacho, y el trimestre tiene que estar cerrado el próximo
jueves...
en fin, que hoy debería contarte que me estuve leyendo este sabor de lágrimas precioso poemario de julia prilutzky farny, del que me vas a permitir que te copie un poema... quizás porque últimamente yo también estoy triste de una tristeza apenas explicable con palabras...
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gris y más gris. no estás, y yo estoy triste
de una tristeza apenas explicable
con palabras, y de una imperturbable
soledad, que por ti nace y existe.
siempre de gris, mi corazón se viste:
polvo y humo, ceniza abominable
y la envolvente bruma irrenunciable
que estaba ayer. y hoy. y que persiste.
gris a mi alrededor. contra mi mano
la nube espesa se va abriendo en vano
porque el fuego que soy, no está encendido
y hay niebla en lo que miro y lo que toco.
ah, yo no sé... tal vez te odio un poco
porque está gris y llueve y no has venido.
julia prilutzky farny (este sabor de lágrimas)
corto y cierro...
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