viernes (por fin! que esta semana yo creo que ha durado más de lo
normal) y te escribo desde el despacho... y como ya he terminado (de
momento) con el correo electrónico, y estoy demasiado mareada (al final
voy a tener que ir al médico) para hacer la caja (porque como soy de
letras, tengo que estar especialmente despejada cuando se trata de
números y esas cosas) pues abro el editor y tecleo...
tecleo y te cuento que me estuve leyendo luz de agosto de
william faulkner, libro que compré después de leerme aquel vivir para
contarla de garcía márquez, porque al parecer, de las novelas de
faulkner, ésta le gustaba especialmente...
sentada en la orilla de la carretera, con los ojos clavados en la carreta que sube hacia ella, lena piensa: «he venido desde alabama: un buen trecho de camino. a pie desde alabama hasta aquí. un buen trecho de camino.» mientras piensa todavía no hace un mes que me puse en camino y heme aquí ya, en mississippi. nunca me había encontrado tan lejos de casa. nunca, desde que tenía doce años, me había encontrado tan lejos del aserradero de doane.
william faulkner (luz de agosto)
y así empieza esta novela y así encontramos a lena, en alabama, tan
lejos del aserradero de doane como no ha estado desde que tenía doce
años, en la carretera con los ojos clavados en una carreta que sube
hacia ella, esperando que con un poco de suerte, quien conduce la
carreta se apiade de ella, una joven sola y embarazada en medio de
ningún sitio, y evitar así tener que andar, al menos una parte del
camino...
y es que lena va buscando al padre de su hijo, que se fue prometiéndole
volver a buscarla, pero que no ha vuelto, ni ha mandado recado... así
que lena decidió en un momento dado que no podía seguir esperando, y
caminando ha llegado hasta alabama, en donde en lugar de encontrar a
quien busca, encontrará al pobre byron, que además de darle la
información que busca, se enamorará de ella sin darse cuenta...
y además de lena buscando al padre de su hijo, está la historia de la
caza y captura de joe christmas, un mestizo que ha asesinado a la mujer
blanca con la que se acostaba...
y la historia de gail hightower, un pastor retirado que se verá envuelto
en ambas historias y del que faulkner nos contará como llegó hasta
allí, y como se vio obligado a dejar de predicar...
y creo que es mejor que no te cuente nada más de esta novela, en la que
las dos tramas se van cruzando y mezclando, hasta llegar a un final tan
parecido y tan distinto al principio, que una no puede evitar comprender
porque faulkner es uno de los nuestros y además de los grandes...
sí te diré que creo que es la primera vez que he entendido lo que
faulkner me estaba contado desde el principio, cuando en general con
faulkner sólo empiezo a entender de qué me estaba hablando después de
unas cincuenta o cien páginas (en el caso del ruido y la furia creo
que hasta el final no entendí nada, y de hecho ese es uno de los libros
que tendré que releer, ya que no tengo claro si faulkner me contó lo
que yo creí entender...), lo que no sé es si es porque esta novela es
más "fácil" que las anteriores que he tenido el placer de leer de este
caballero sureño, o si (como sospecho que me pasa con la morrison) es
que a fuerza de leer a un autor, una se va haciendo a sus ritmos y
maneras, y lo que al principio nos resulta arduo, se vuelve sencillo
simplemente por familiaridad... no sé si me estoy sabiendo explicar...
el caso es que me ha encantado esta luz de agosto que nadie sino
faulkner me podía enseñar... y que ya estoy pensando que tendré que
buscar absalón! absalón! porque a las chicas como yo nos gusta tener un faulkner pendiente por la casa...
y antes de cortar y cerrar, te copio una de esas verdades que una encuentra en la literatura sin buscarlas...
al parecer un hombre puede soportarlo todo. incluso puede soportar aquello que nunca ha hecho. incluso puede soportar la idea de que, si pudiese echarse a llorar, no lo haría. incluso puede soportar la idea de no mirar atrás, aunque sabe que mirar atrás o no mirar vendría a ser la misma cosa.
william faulkner (luz de agosto)
y ahora corto y cierro...
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