viernes (aunque no lo parece) y te escribo desde la caja, con demasiadas cosas que hacer como para enumerarlas...
y aunque la verdad verdadera es que no estoy muy flamenca, y empiezo a
necesitar ya el segundo café de la mañana; y que el teléfono (sí, estoy
en la caja y cogiendo el teléfono) me ha interrumpido tantas veces, que
no sé cuanto tiempo llevo para escribir apenas tres líneas sin
sentido... el caso es que aquí estoy, con el editor abierto, e
intentando encontrar las palabras para retomar el hilo de mis lecturas y
contarte algo...
así que te contaré que después de los testimonios de la ocampo, me leí quizás. un relato de lillian hellman (autora a la que quería volver a leer desde que la conocí con aquella inolvidable mujer inacabada...)
con sarah siempre era así y asá por todas partes, o quizás nunca vi lo suficiente para comprender. en algunos puntos sé que sucedió, pero hay mucho que ignoro, por causa del tiempo o porque no me importaba demasiado.
no es fácil. pero no hay mucho que sea fácil: a medida que una envejece advierte cuán poco conoce de cualquier relación, y hasta de una misma.
lillian hellman (quizás. un relato)
y así empieza la hellman a intentar contarnos esta historia... y digo
intentar, porque como ella misma nos dice en el principio que te acabo
de copiar, en algunos puntos sabe lo que sucedió, pero hay mucho que
ignora de la historia de sarah, una de esas amigas (o tal vez más bien
conocida) a la que se ha ido encontrando en distintos momentos de su
vida, y de la que intenta contarnos su historia, incluidas las lagunas
que tiene... claro...
y la hellman, al intentar contarnos la historia de sarah, nos contará
también parte de su historia... como ese momento en el que al volver a
casa con sarah y un amigo, encontró a hammett durmiendo borracho en un
sofá y a una desconocida tocando el piano y cantando y convencida de que
iba a pasar allí la noche, a la que hubo que echar... o la historia de
lo que un hombre le dijo una vez a lillian cuando era joven y el gesto
(hay distintas versiones, pero todas me gustan) de sarah, al confesarle
algo que quizás no era verdad, pero que era lo que la hellman necesitaba
escuchar...
que me ha encantado... si tuviera que poner un pero, tal vez sería que
el libro está traducido en méxico (premio a la traducción, cierto) y
acostumbrada a las traducciones "clásicas" admito que inevitablemente
daba un respingo en el sofá cuando la voz de la hellman decía "tomar" en
lugar de "beber" y esas cosas... pero quitando seis o siete respingos,
la verdad es que me ha encantado esta historia...
y antes de cortar y cerrar te voy a dejar otra cita...
como todo el mundo, me imagino, he tenido gente que entra y sale de mi vida y que cree significar para mí más de lo que en realidad significa. creen que has pensado en ellos más de cuanto lo has hecho. no siempre es que simplemente quieran sentirse importantes; es una especie de misterioso equivoco que a menudo te desconcierta y a veces te abruma.
lillian hellman (quizás. un relato)
y ahora corto y cierro, que me voy a ver si almuerzo...
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