andaban y andaban y cantaban. eterna memoria y,
cuando se detenían, parecía que los pies, los caballos y el hálito del
viento prosiguiesen, obstinados, la entonación del canto.
boris pasternak (el doctor zhivago)
hay cosas que pasan por casualidad, y que, por casualidad te salvan... llevaba tiempo queriendo releer el doctor zhivago de pasternak (que la primera vez que lo leí, hace ya demasiados años, para mí fue el doctor jivago), pero no había encontrado el momento... y entonces llegó victoria ocampo y en el sexto tomo de sus testimonios me
habló de él... y también me habló de otro de los libros de pasternak,
así que en ese momento decidí que compraría ese libro del que la ocampo
me hablaba, y que dejaría para más adelante la relectura de zhivago (y
es que hay libros que nos impresionaron tanto, que da un poco de miedo
releerlos, porque el recuerdo que guardamos de ellos es tan íntimo, que
tememos haber perdido algo por el camino, y que nuestros ojos no sean
capaces de encontrar las maravillas que encontramos en aquella primera
lectura...)
así que encargué ese otro libro de pasternak, y decidí que ya releería a
zhivago en otro momento... pero, la santa casualidad, quiso que el
mismo día que recogí el libro de pasternak en la librería de las
escaleras mecánicas, pocas horas después, el jefe me propusiera
comprarme el libro que quisiera, como soborno para que le acompañara a
cenar al macdonalds un sábado por la noche (horror de los horrores) con
mis sobrinos pequeños... así que entramos en la librería en la que hay
que bajar las escaleras para llegar a los libros de bolsillo (que son
mis preferidos) y (con encuentro sorpresa en la puerta incluido) como
teníamos poco tiempo, busqué la edición que sabía que había del doctor zhivago en
la colección debols!llo (y es que ya sabes lo rarita que soy, y que no
me importa comprar un libro que ya tengo en una edición diferente, y
además porque esta vez me apetecía, manías mías, que prota se llamara
zhivago y no jivago), y ese fue mi soborno... y ese fue el libro que
empecé a leer cuando acabé la antología de la que te hablaba ayer...
y como hay cosas que pasan por casualidad, y que por casualidad te
salvan (puede que no la vida, pero sí de la locura y de la ansiedad, y
que consiguen que de alguna manera conserves la cordura y la serenidad),
la casualidad quiso que este fuera el libro que estaba leyendo cuando
nuestras vidas se complicaron, y estuvimos ocho días haciendo turnos en
el hospital...
(es curioso como se te quedan grabadas las lecturas de hospital: recuerdo con mucho cariño las cenizas de ángela,
libro que probablemente no habría leído jamás, de no haberlo llevado
por casualidad en el bolso -me lo había prestado una de mis tías, la
única que de vez en cuando, me deja libros que le han gustado, justo
aquel mediodía, que precedió a la noche en blanco más aterradora de mi
vida- y que me ayudó a mantenerme despierta en conjunción con la máquina
de café que había al lado de los ascensores, vigilando goteros y
respiraciones)
así que leí el doctor zhivago casi
en su totalidad, en una habitación de hospital, con la cortina echada y
con poca luz para no molestar... y digo que me salvó de la locura,
porque salir de allí para ir a rusia, fue una manera de mantener la
calma; y porque al haberlo leído, me resultaba más fácil entrar y salir
del libro, pese a las interrupciones normales que tiene leer en
habitaciones de hospitales...
terminé el libro justo el día antes de que nos diesen el alta...
y dice pasternak en un momento dado que "yura sabía pensar bien y escribir todavía mejor." y que "ya
durante los años de colegio, soñaba con una obra en prosa, un libro
autobiográfico en el que incluiría, como cargas explosivas ocultas, las
cosas más sorprendentes que había visto y pensado. pero era todavía
demasiado joven para un libro semejante, así que se limitaba a escribir
versos, como un pintor que durante toda su vida pinta estudios para el
gran cuadro que tiene en la cabeza." y yo te digo que esa obra en prosa con la que yura ya soñaba en el colegio, no es otra que este doctor zhivago...
del libro no puede decir nada... porque hay obras que son tan grandes
que trascienden las palabras, y no encontramos adjetivos para
adjetivarlas... lo que sí que te diré es que mis ojos siguen intactos,
ya que han sido capaces de encontrar las maravillas que encontré en
aquella primera lectura... y he vuelto a sufrir, he vuelto a indignarme,
he vuelto a ser feliz, he vuelto a suspirar, me ha vuelto a doler, y he
vuelto a ser tonia, y he vuelto a ser larisa fiódorovna...
y para terminar, me vas a dejar que te copie uno de los trocitos de este novelón que me llegó al alma...
para ellos, en cambio -y en eso residía su peculiaridad-, los instantes en que, como un hálito de eternidad, el soplo de la pasión penetraba en su condenada existencia humana, eran momentos de revelación y de reconocimiento de cosas siempre nuevas sobre sí mismos y sobre la vida.
boris pasternak (el doctor zhivago)
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