«mademoiselle albertina se ha marchado!» qué lejos va el dolor en
psicología! más lejos que la psicología misma. hace un momento,
analizándome, creía que esta separación sin habernos visto era
precisamente lo que yo deseaba, y, comparando los pobres goces que
albertina me ofrecía con los espléndidos deseos que me impedía realizar
(y que, en la seguridad de su presencia en mi casa, presión de mi
atmósfera moral, ocupaban mi alma en primer plano, pero que, a la
primera noticia de que se había marchado, ni siquiera podían enfrentarse
con ella, pues se esfumaron inmediatamente), había llegado, muy sutil, a
la conclusión de que no quería volver a verla, de que ya no la amaba.
pero aquellas palabras -«mademoiselle albertina se ha marchado»-
acababan de herirme con un dolor tan grande que no podría, pensaba,
resistirlo mucho tiempo
marcel proust (la fugitiva. en busca del tiempo perdido)
y así es como empieza proust esta sexta parte de en busca del tiempo perdido... la fugitiva (aunque siempre me ha gustado más eso de albertina desaparecida), igual que termina la prisionera... con la noticia de que albertina se ha ido...
y es que es cierto eso que dicen de que hay que tener cuidado con lo que
se desea, porque podría hacerse realidad y la realidad podría no ser
como esperamos... y es que aunque el narrador se planteaba abandonar a
albertina, incluso que sería más fácil si ella le abandonase a él...
cuando su deseo se realiza, se da cuenta de cuanto la quiere...
si albertina vuelve?... eso no te lo puedo contar...
sí que es cierto que otro de los deseos se cumple, y es peor aún que el
primero, ya que el dolor que causa, es infinitamente superior al
primero...
y proust seguirá con sus dudas, con sus disgresiones sobre la memoria y
el amor... memoria y amor que en esta sexta parte adquieren más
importancia aún que en las cinco entregas anteriores...
y te repito que releer a proust está siendo algo más maravilloso que
leerlo por primera vez... y que aunque aún no he terminado esta busqueda
del tiempo perdido (me queda recobrar el tiempo en la séptima y última
parte) ya sé que volveré a releer a proust... lo que no me atrevo a
adivinar es cuantas veces más...
y ahora corto y cierro, que es miércoles y te escribo desde el despacho
pero creo que debería subirme a casa a tomarme algo para la migraña y a
empezar a preparar la cena de esta noche... que treinta personas a cenar
son demasiadas y aún no hemos preparado nada...
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