jueves y te escribo desde el despacho... con algo de prisa porque la
jefa está esperando que salga para poder irse ella... y yo entre unas
cosas y otras, desde que he entrado en el despacho no he hecho nada
útil...
y es que entre llamadas que te piden facturas que no han llegado por
mail, proveedores que te cambian las cuentas del banco, clientes que
duplican pedidos y que luego se enfadan contigo por sus errores, y
consultas varias que no hay manera de pasar, porque la tienda a ratos
está llena y aquí estamos en cuatro, con las vacaciones ya medio
empezadas, pero sin empezar del todo, como te decía, desde que he
entrado al despacho no he hecho, por no hacer, ni la caja de ayer...
y pese a todo, ya ves que aquí estoy una mañana más tecleando... ya no
sé si por aquella promesa que te hice una madrugada, o porque de entre
el gris de mis rutinas, estos tecleos me permiten creer que soy menos
gris de lo que soy en realidad... el caso es que aquí estoy y te voy a
hablar de la chica de ojos verdes de edna o’brien...
era una tarde lluviosa de octubre, y yo copiaba las cuentas de septiembre del libro de registro, un grueso tomo gris. trabajaba en una tienda de ultramarinos en la zona norte de dublín desde hacía dos años.
edna o’brien (la chica de ojos verdes)
y así me reencontré con caithleen, en la misma tienda de ultramarinos en
la zona norte de dublín donde la dejé al final de la novela las chicas de campo(maravilloso
regalo de reyes, por el que te doy las gracias, que me descubrió a esta
autora de la que me declaro admiradora), y en la misma casa de
huéspedes, compartiendo habitación con su amiga baba (que sigue siendo
la misma loca, egoista pero buena amiga).
y es que caithleen es uno de esos personajes con los que te encariñas, y después de haberla dejado como la dejé al final de las chicas de campo, en cuanto me enteré de que habían traducido esta segunda parte, pues tuve que comprarla... claro...
(y si bien es cierto que la primera parte me la leí porque dicen por ahí
que el cura del pueblo de la o’brien, compró todos los ejemplares que
pudo de su primera novela, con lo que había sacado del cepillo de la
iglesia, y los quemó en la plaza del pueblo, en plan recesión a la edad
media; esta segunda parte la leí mas que nada porque encariñada con
caithleen y con baba, quería saber como les iban las cosas... claro que
teniendo en mente lo que hizo el cura con la primera novela, no puedo
evitar preguntarme que hizo con esta segunda... porque si las chicas de campo podía ser escandalosa para la época (no hay que olvidar que era irlanda a principios de los años sesenta), en la chica de ojos verdes, la o’brien da una vuelta más de tuerca...)
y es que caithleen en esta segunda parte se vuelve a enamorar... pero
(escándalo de los escándalos!) él no sólo vuelve a ser mayor que ella,
sino que vuelve a estar casado... solo que esta vez se sabe todo... y
además él no es católico!...
y hasta aquí puedo leer, sin desvelar nada importante... aunque sí diré
que la escena en la que su padre va a buscarla con los amigotes del
pueblo, es antológica... y que aunque baba, se comporta durante toda la
novela como era de esperar de ella, creo que al final demuestra como es
en realidad...
una maravilla... y ya tengo por casa otras dos novelas más (de esas
descatalogadas y de segunda mano que tanto me encanta encontrar...) de
esta autora, de la que, como te decía, me declaro admiradora...
y ahora voy a cortar y cerrar... que no hay que hacer esperar a la jefa...
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