sobre la prisionera de proust (o mi manera de conjurar mis fantasmas...)

jueves (aunque yo hoy creía que era viernes, y no veas el disgusto que me he llevado al darme cuenta de mi error) y te escribo desde el despacho... con la caja por hacer, el correo abierto y entregado, un par de presupuesto pasados, la seguridad social bajo control (poquet a poquet el manual de uso va tomando forma y ya no voy tan perdida como el trimestre pasado), y esta extraña sensación de que olvido algo...


jueves, y yo venía a contarte que sigo leyendo la recherche de proust, y que hace unos días estuve leyendo la quinta parte: la prisionera...

  


muy de mañana, mirando todavía a la pared y sin haber visto aún el matiz de la raya del día sobre las grandes cortinas de la ventana, sabía ya qué tiempo hacía. me lo decían los primeros ruidos de la calle, según llegaran amortiguados y desviados por la humedad o vibrantes como flechas en el aire resonante y vacío de una mañana espaciosa, glacial y pura; en el paso del primer tranvía notaba yo si rodaba aterido en la lluvia o iba camino del azur.

marcel proust (la prisionera)


y te lo cuento pese al dato que me ha dado a conocer una de mis amigas (y que las otras dos confirmaron con sendos movimientos de cabeza), la última vez que quedamos todas a cenar... y es que al parecer (siempre según esta amiga y la confirmación de las otras dos), soy una friki (o frikie o friky, sigo sin saber como se escribe esta palabra) por leer a proust...

...

y si en teoría soy una friki por leer a proust, me pregunto qué soy si lo que hago en realidad en este momento es releerlo...

en fin... ya sabes que no suelo hablar de literatura en general, aun que no deja de ser curioso como algo que hago a diario, algo que ocupa varias horas en mis días, como esa valvula de escape que me ayuda a sobrevivir (estoy convencida) a mis días laborables y a sus grises rutinas, no es que sea un secreto, pero no suelo hablar de ello... 

aquí sí... cierto... desde que abrí este blog hace años, he hablado de libros casi a diario, pero en mi día a día no es así... leo, claro, a veces un poco más, a veces un poco menos, dependiendo del libro que tenga entre las manos y lo atrapada que me tenga, y de como vengan los días, y de las fuerzas que tenga... leo cada día desde hace tantos años que no recuerdo cuantos... incluso en días imposibles, de esos en los que no tienes tiempo, de esos que por un motivo u otro pasas fuera de casa el día entero; incluso en esos días, soy incapaz de irme a dormir sin haber leído al menos diez paginillas del libro que ande leyendo...

pero no hablo de ello...

mi familia sabe que leo, y mis amigos también, pero lo que leo, no lo suelen saber... y es que como te decía no suelo hablar de ello en general... es un tema que no suelo tocar... seguramente por motivos como éste... porque en una conversación casual dije que estaba leyendo a proust y la reacción fue totalmente inesperada... me llamaron friki (con cariño, claro) y se rieron de mí (quiero pensar que con cariño también, porque son mis amigas y me quieren) y eso me devolvió esa sensación tan conocida desde que era jovencita de estar fuera de lugar; de ser rara (que no es lo mismo que especial) y de que hay ciertos temas de los que yo no debería hablar...


pero te diré (aquí puedo hacerlo) que me encanta releer a proust, que me ha encantado volver a leer esa parte de la recherche en la que albertina está prisionera mientras el narrador intenta dejarla sin poder hacerlo... me ha encantado volver a casa de madame verdurin, volver a escuchar la sonata de vinteuil, y ese concierto póstumo que le habla al protagonista como la frasecilla de la sonata le habló en su momento a swann... esas dudas, esos celos, esos recuerdos que van y vienen y que son capaces de cambiar la realidad en apenas un par de segundos...

y es que, como dice proust: "la realidad no es más que un incentivo para una meta desconocida en cuyo camino no podemos llegar muy lejos"... y a veces esa realidad no es sufiente... a veces otras realidades, nos ayudan a soportar los grises de la nuestra... a veces las historias de otros nos ayudan a seguir respirando cuando todo lo demás se nos escapa de las manos...


y antes de cortar y cerrar este post demasiado largo, tiro mano de las palabras de ana maría matute (cuya desaparación ayer, me llenó de pena), que hablando de lecturas en uno de los cuentos de la puerta de la luna, hablaba de "aquella otra historia, la mejor, la que ella desprendía de lo leído y después, y durante, y luego, aparecía entre las páginas pasadas deprisa, en abanico. una historia que quizá no estaba escrita allí, pero "estaba ahí"."

porque te voy a contar un secreto que creo que ya conoces, y es que conozco esa otra historia (esas otras historias) que está ahí, aunque no exactamente... eso que sacas de cada lectura... eso que te quedas casi sin darte cuenta... porque yo sonrío cada vez que veo una magdalena y no puedo evitar pensar que de una taza de té pueden salir muchas cosas... igual que me sonrío cada mañana en el espejo por el simple hecho de no apretar por abajo el tubo de dentífrico... igual que me repito muchas veces sin darme cuenta esos versos que me recuerdan que "no es noche esta para ahogarse"...

y sí, puede que sea rara... pero la verdad, es que estoy encantada...

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