sobre posts no escritos y un poema de yeats...

martes y te escribo desde el despacho... con la caja por hacer, el correo abierto, el doodle de hoy guardado en mi colección de doodles y a dos asientos de conseguir cuadrar el mes de abril en al menos una de las cuentas del banco... claro que he de admitir que esos dos asientos no tengo la menor idea de como hacerlos... es lo que tiene haber estudiado bellas artes y acabar de administrativa... que una no tiene los conocimientos necesarios... pero a base de práctica y preguntas por teléfono, poco a poco voy aprendiendo algo que sinceramente nunca quise aprender en realidad...

martes y me encuentro intentando escribir el post que pretendía escribir el viernes pasado, pero que los diferentes dramas de aquel día, me impidieron escribir... pero si te soy sincera, no sé como hacerlo...


y es que te confieso que suelo esbozar los posts mentalmente por la mañana... mientras me arreglo para bajar a trabajar, o mientras me fumo el primer cigarrillo del día, voy esbozando lo que pretendo decir, lo que no debo olvidar... lo que me gustaría contarte del libro del que voy a hablar... y la verdad es que esbocé este post el viernes pasado en mi cabeza... pero las circunstancias no hace falta que te cuente cuales fueron... mis palabras se perdieron, y ahora mismo no recuerdo que quería contarte exactamente de esa antología de yeats (de la lumen) que estuve releyendo hace unos días...

seguramente quería contarte porque yeats es uno de esos poetas a los que vuelvo una y otra vez... quizás porque lo descubrí de jovencita, y me siguen gustando los mismos poemas... quizás porque algunos me los sé casi de memoria... quizás porque algunos de sus versos sueltos me vienen a los labios sin darme cuenta... pero no recuerdo como pretendía contarte todas estas cosas...

lo que sí recuerdo es el poema que quería copiarte... un poema que ya copié de la última antología que leí de él hace unos meses y que se quedó en borradores porque elegí otro... esta es otra traducción... la de la lumen... y es que hay temas que son debilidades... y además de sobra sabes que eso de "que arda troya" es una de mis frases...

así que descubrir, como bien dice yeats, que no había otra troya que pudiera arder... la verdad es que me hizo sonreir sin querer...



otra troya no había



por qué habré de achacarle que mis días colmara

de dolor, que enseñara hace poco a ignorantes

unos métodos tan violentos, o que alzara

a las calles pequeñas contra las grandes calles,

aún siendo desiguales el valor y el deseo?

qué le haría quedar el paz con una mente

que la nobleza hizo sencilla como el fuego,

de belleza cual arco tensado, una especie 

solitaria y noble, y además tan severa,

que en unos tiempos como estos no es normal?

y qué podría hacer, siendo como es ella?

es que había otra troya que pudiera incendiar?

w. b. yeats


y es que a veces olvidamos que elena no tenía la culpa de ser elena... y que por una razón u otra, troya tenía que acabar incendiada...


una maravilla, me imagino que no hace falta que te lo diga...

y ahora corto y cierro...

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