martes y te escribo desde el despacho... con la caja por hacer (estoy
esperando que alguien me dé las facturas de ayer, porque sin ellas no
puedo hacer nada), con el correo abierto, impreso y entregado, demasiado
sueño teniendo en cuenta que ya llevo dos cafés, y con el jefe de
viaje, lo que me convierte en una especie de jefecilla en funciones...
martes y aunque no debería estar escribiendo (además de la caja por
hacer, tengo el firme proposito de llamar a la gestoría y no colgar
hasta que me expliquen de una vez como hacer todo lo que se supone que
debería haber hecho ya, pero que mis escasos conocimientos
administrativos me han impedido hacer en este último mes y medio; y
debería también irme al banco a pedir noséqué resumen que necesito para
mi declaración de la renta; por no hablar de pedirle hora al médico para
llevarle los análisis que me mandó y que como no estudié medicina, la
verdad es que no entiendo...) ya ves que mi parte irresponsable abre el
editor sin consultar con mi parte responsable, y aquí estoy, intentando
encontrar las palabras (que dirían los piratas).
martes y el caso es que hoy venía a hablarte de ese otro regalo de
cumpleaños que tardé casi un mes en leerme (pero ya sabes como soy de
maniática), querido diego, te abraza quiela...
novela epistolar en la que elena poniatowska escribe las cartas que
angelina beloff (quiela), primera esposa de diego rivera, podría haberle
escrito a su marido cuando éste se fue a méxico, prometiendo llevarsela
con él en cuanto pudiera, y no volvió a saber de él...
19 de octubre de 1921
en el estudio todo ha quedado igual, querido diego, tus pinceles se yerguen en el vaso, muy limpios, como a ti te gusta. atesoro hasta el más mínimo papel en que has trazado una línea.
elena poniatwska (querido diego, te abraza quiela)
y así empieza la poniatowska a contarnos esta historia de abandono...
cartas que no obtienen respuesta, de una mujer que está tan enamorada
que se resiste a admitir la evidencia de que su amor ya no es
correspondido... cartas de una espera en la que se mezclan las palabras
de amor y de reproche, y que nos irán contando la historia de diego y
quiela (que además de primera esposa de diego rivera, era también
pintora), las infidelidades del pintor, la perdida de su hijo, la
soledad y el frío en ese parís que ahora está vacío... y las súplicas de
al menos una única respuesta, aunque esa respuesta signifique una
ruptura... pero lo único que quiela obtiene es dinero, pero ni una
palabra que explique los meses de silencio...
y aunque quiela sabe que el silencio sólo puede significar una cosa se
resiste a admitir la realidad... y que, como le dice uno de sus amigos
comunes: "angelina, qué no sabes que el amor no puede forzarse a través de la compasión?"
y quiela, aunque lo sabe, necesita una respuesta que no llega, ya que no
llegan cartas... pero es que hay veces que necesitamos una explicación,
aunque sepamos que esa explicación no cambiará lo que ya sabemos... hay
veces que creemos que si conseguimos entender las cosas, las cosas nos
doleran menos...
que me ha encantado... estas cartas inventadas por la poniatowska que
nos cuentan el dolor de una mujer que nunca recibió respuesta a las
cartas que envió...
una maravilla, así que gracias...
y ahora corto y cierro... que mientras te escribía ha ido entrando
material y desde aquí veo al menos cuatro albaranes que debería meter
ya...
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