la campanilla de la doncella


 

era el otoño, después de haber pasado el tifus. había estado en el hospital, y cuando salí tenía un aspecto tan endeble y vacilante que las dos o tres damas a las que pedí trabajo no me aceptaron, por temor. se me había agotado casi todo el dinero, y después de vivir de la pensión durante dos meses, frecuentando agencias de colocaciones y escribiendo a todos los anuncios que me parecían respetables, casi perdí las esperanzas, porque el andar de un lado para otro no me había permitido recuperar peso; así que no veía cómo podía cambiar mi suerte. pero cambió..., o así lo creí yo entonces. un día me tropecé con una tal señora railton, amiga de la señora que me había traído a estados unidos, y me paró para saludarme; era de esas personas que hablan siempre con mucha familiaridad. me preguntó qué me pasaba que estaba tan pálida, y cuando se lo conté, dijo:

- vaya, hartley; creo que tengo precisamente el puesto que necesitas. ven mañana a verme y hablaremos de esto.


así empieza edith wharton su relato la campanilla de la doncella, el relato que da título al libro, que contiene tres relatos de fantasmas...


y he de admitir que no me lo esperaba... acostumbrada a leer en las páginas de la wharton sobre condesas olenkas, lilys bart o susys branch (nada diré del cambio de registro con el que ya me sorprendió al contarme la historia de ethan frome) admito que no me esperaba estas tres historias de fantasmas...


ésta en concreto, la de la señorita hartley que encuentra trabajo en una mansión silenciosa, me recordó de lejos a aquella otra vuelta de tuerca del señor james, pero sin ese final abierto (aunque haya quien diga que si no crees en fantasmas no hay ningún misterio) porque la wharton te pilla desprevenida con un final, cuanto menos inesperado...


y ya que estoy admitiendo cosas, te admito que me ha gustado descubrir estas tres historias de fantasmas y volver a tener el placer de leer a edith wharton...


tres pequeñas maravillas que evité leer de noche... claro...


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