recuerdos de papel (las ofertas de los kioskos)

he de admitirlo... soy adicta a los primeros números de las colecciones que hay en los kioskos...

sí... el resto de la colección, la verdad sea dicha, en general no me interesa, pero esos primeros números en los que un libro te cuesta la mitad de su precio normal, o en los que te dan dos libros al precio de uno: son mi perdición...

seguramente esta manía viene de cuando era joven, y no tenía mucho dinero que gastar en libros... por eso esas ofertas las compraba (o le suplicaba a mi madre para que me las comprara), porque tener este vicio y no tener dinero para conseguir libros no es fácil...

además admito que en esas primeras entregas de las colecciones conseguí libros maravillosos...

fue así como conocí el frankenstein de mary shelley, que me fascinó... en una colección de libros de cine, de la que también leí el padrino (no olvido la muerte de sonny que leí en la playa y que me conmocionó) y el silencio de los corderos (de la que no dejé de repertirle a quien quiso escucharme que tenía un final mejor que el de la peli) y el club de los poetas muertos (una auténtica decepción el final cinematográfico, teniendo en cuenta que en el libro era más visual que en la película)

fue en una de esas ofertas de dos por uno como conseguí los cien años de soledad que leí en un viaje en tren que duró demasiado, y los cuentos de evaluna...

y también en un dos por uno descubrí el dolor de el color púrpura y la increible alguien voló sobre el nido del cuco (cuyas versiones cinematográficas admito que no me decepcionaron tanto)

recuerdo también una biografía de maría antonieta que me hizo ver con otros ojos la revolución francesa, y los guiones de pulp fiction y carne trémula...

de entre todas esas colecciones de las que compraba los principios porque se ajustaban a mi bolsillo, solo hubo una que hice entera (aunque debería decir que hizo, porque fue mi madre, mi mecenas en este vicio de coleccionar libros, la que me la fue comprando poco a poco) y fue una colección maravillosa, de libros de tapas duras (un lujo en aquella época para mí) de clásicos griegos y romanos... porque en un momento dado decidí con apenas dieciseis años (no me preguntes porqué porque soy incapaz de recordarlo) que tenía que empezar por el principio, y el principio eran aquellos libros...

cien libros... de los que creo que no he leido ni la mitad de la colección pero que me descubrieron un tipo de literatura que me sigue fascinando... descubrí a sofocles (al que sigo amando) y a esquilo y a euripides (porque las tragedias griegas fueron las primeras que leí...) después me descubrieron a homero y su iliada (mejor no digo nada de la peli, que sale brad) y su odisea... platón... virgilio (con el que años mas tarde descendería a los infiernos de dante) al que después de traducir en clase de latín quise conocer mejor leyendo la eneida traducida...

y pindaro... y la historia de dafnis y cloe... y las metamorfosis (que volví a leer no hace mucho) y aristoteles (claro) y mi adorada y nunca demasiado reverenciada safo...

libros que tendré que releer, porque cuando los leí era quizás demasiado joven, y porque cuando los he releido he apreciado cosas que me pasaron desapercibidas...

y he de admitirlo... sigo siendo adicta a los primeros números de las colecciones que venden en los kioskos... y a los libros y las películas que regalan los periodicos (aún no me he recuperado del cierre del público, que mira que me ha regalado libros maravillosos) quizás porque queda en mí algo de la niña que fui, preocupada por los precios de los libros que no podía comprar con su paga, incapaz de renunciar a tener siempre un libro empezado y un par en la mesita... esperando...


quizás porque esos libros casi regalados son una tentanción... y nunca he sabido (ni querido) resistirme a esas tentanciones...


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