el sol aún no se había alzado. sólo los leves pliegues, como los de un paño algo
arrugado, permitían distinguir el mar del cielo. poco a poco, a medida que el
cielo clareaba, se iba formando una raya oscura en el horizonte, que dividía el
cielo del mar, y en el paño gris aparecieron gruesas líneas que lo rayaban,
avanzando una tras otra, bajo la superficie, cada cual siguiendo a la anterior,
persiguiéndose una a otra, perpetuamente.
así empieza las olas de virginia woolf... libro imprescindible? podría ser... no lo sé... sé que es precioso... seis voces nos cuentan sus vidas desde la infancia entremezcladas con el batir de las olas... sus historias individuales que se cruzan y se separan varias veces durante la narración... una manera de narrar que roza lo poético, al ritmo de las olas, que la woolf no pierde de vista en ningún momento...
en una de mis grandes crisis (de esas que después al mirar atrás ya no ves tan grandes...) un gran amigo me llevó en coche a la malvarrosa... era invierno, febrero (no me preguntes el día porque no me acuerdo) y nos sentamos en la arena a mirar el mar... le pregunté si me había llevado a la playa para que el ruido de las olas me tranquilizase, y él me dijo que no... que solo tenía que mirar el horizonte... que nada podía ser tan malo si la línea del horizonte seguía recta en su sitio... y ríete si quieres, pero me vino bien en ese momento, como me sigue viniendo bien de vez en cuando, ir a la malva a comprobar que el horizonte sigue en su sitio...
he empezado el año algo, torcida? incluso me atrevería a decir borrosa... por eso he vuelto a las olas... a virginia woolf, a su prosa y a su manera de revolucionar la técnica... de contar una historia sin contarla... de crear seis voces independientes... y de sacarme de mis realidades para hacerme soñar con la de historias que se podrían todavía contar...
y las olas rompían en la playa.
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