mi manon

Mi historia con Manon Lescaut es una de las mas raras que me han pasado nunca con un libro.
La primera vez que oí hablar del Manon fue en "la dama de las camelias". es el libro que Armando le regala a Margarita, con humildad. Dos semanas despues, en el tren de ida hacia Madrid, leyendo "el rojo y el negro" de Stendhal ahí estaba otra vez: "Manon Lescaut" del Abate de Prevost.
Mi curiosidad fue grande, nunca había oido hablar de ese libro, y resultaba que Dumas y Stendhal lo mencionaban en sus dos obras maestras. Pensé en buscarlo cuando volviera a Valencia.
Pasé en Madrid dos días, y terminé de leer el libro de Stendhal, precioso donde los haya, y mi problema era que no tenía nada que leer en el viaje de vuelta. Asi que me pasé, antes de coger el tren, por los puestecitos de libros antiguos y de ocasión que hay en la calle que está entre el Retiro y Atocha. Me encantan esos puestecitos, y siempre que voy a Madrid me compro allí un par de libros.
Pues bien, me compré "moderato cantabile" de Marguerite Duras y "fin de partida" de Beckett, los dos a solo cinco euros. Feliz con mi compra, me disponía a volver a la estación con mis dos nuevas adquisiciones cuando por el rabillo del ojo, casi por casualidad vi un libro antiguo, muy gastado, con la tapa de color azul marino y escrito en letras doradas: "Manon Lescaut" del Abate de Prevost.
No me lo podía creer! era una sorprendente casualidad encontrar ese libro que hacía dos semanas no paraba de ver en los libros que me leía. Lo compré, que podía hacer? Dumas y Stendhal hablan de él, quería saber porque.
Asi que me lo leí del tirón en el viaje de vuelta de Madrid a Valencia, sin parar ni para ir al bar a por un café. Te engancha, hace que te olvides del mundo, de la película que ponen en el tren y de tu estomago que te dice que tiene hambre. me lo leí y no lo cerré hasta que lo acabé, y he de decir que lo cerré llorando.
Ahora he descubierto la opera de Massenet del mismo título que cuenta la triste historia de la pobre Manon, una chica un poco golfa pero con un gran corazón.
Simplemente imprescindible, no seré yo quien contradiga a Dumas hijo y a Stendhal, no?

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