sobre la metafísica de los tubos...

miércoles y te escribo desde el despacho, con esa sensación contradictoria, y tan familiar últimamente, de que el tiempo no avanza, y a la vez se me escapa (en nimiedades...), por lo que después de ocho horas y media (más los picos debería redondear a nueve) trabajando, no suelo haber hecho la mitad de las cosas que me proponía hacer... pero circunstancias mandan (que sigo repitiéndome a mí misma a ver si me resigno de una vez) y estas son mis circunstancias ahora mismo...

así pues miércoles, y en un intento de desconectar y mantener la cordura, abro este editor hoy para contarte que me leí hace unos días la novela metafísica de los tubos de amélie nothomb, autora que admito que cuanto más la leo, más me gusta...

y dice la nothomb que...




en el principio no había nada. y esa nada no estaba ni vacía ni era indefinida: se bastaba sola a sí misma. y dios vio que aquello era bueno. por nada del mundo se le habría ocurrido crear algo. la nada era más que suficiente: lo colmaba.

amélie nothomb (metafísica de los tubos)



y así empieza esta maravillosa novela que ha sido un verdadero placer leer, en la que la nothomb nos cuenta algunos detalles de su infancia en japón... y te diré que no puedo evitar sonreír mientras tecleo al recordar fragmentos, como ese momento en el que descubre el chocolate, o cuando cree que el trabajo de su padre tiene que ver con el alcantarillado, o el poder de nombrar las cosas que descubre al comenzar a hablar, o la elección bien sopesada (quitando la de aspiradora) del orden de sus primeras palabras...

una maravilla como te decía, que leí con esa sonrisa cómplice que sólo algunos autores son capaces de provocar...

y antes de cortar y cerrar, te voy a copiar un trocito de esos que inevitablemente me hacen sonreír... para que entiendas un poco porque me encanta cada vez más esta autora...

y es que dice la nothomb que...




uno se cruza a veces con gente que, en voz alta y fuerte, presume de haberse privado de tal o cual delicia durante veinticinco años. también conocemos a fantásticos idiotas que se alaban por el hecho de no haber escuchado jamás música, por no haber abierto nunca un libro o no haber ido nunca al cine. también están los que esperan suscitar admiración a causa de su absoluta castidad. alguna vanidad tienen que sacar de todo eso: es la única alegría que tendrán en la vida.

amélie nothomb (metafísica de los tubos)



corto y cierro...

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