sobre la batalla de los arapiles

y es jueves (todavía) y te escribo desde la caja, después de haber estado buscando y cambiando una cuenta por otra (algo muy entretenido y que agradezco, ya que desde que tengo el programa de la contabilidad sólo en mi ordenador del despacho, echo de menos adelantar faenas desde aquí, y los ratos en la caja se me hacen muy largos).

jueves y hoy vengo a contarte que me acabé de  leer la primera serie de los episodios nacionales de benito pérez galdós, con la batalla de los arapiles...

y esta última novela de la primera serie empieza con una serie de cartas de la condesa a gabriel, en las que le va informando de las averiguaciones que ha ido haciendo sobre el paradero de inés...

y gabriel conseguirá encontrar a inés, sólo que inés no querrá irse con él... y entonces gabriel volverá a buscarla, y todo esto en medio de una guerra a la que se han sumado los ingleses... y entre los ingleses hay una inglesita (miss fly) que no solo se enamorará de nuestro gabriel araceli, sino que hará todo lo posible por comprometerlo... pero por suerte inés... 

mejor no te lo cuento, que aunque tú ya sabes lo que pasa al final, pues te has leído muchos más episodios nacionales que yo... podría entrar a leer alguien que no se los haya leído, y no me gustaría estropeárselos a nadie...

lo que sí que haré, es copiarte el final de esta batalla de los arapiles en el que gabriel se despide de sus lectores, porque me encantó...

adiós, mis queridos amigos. no me atrevo a deciros que me imitéis, pues sería inmodestia; pero si sois jóvenes, si os halláis postergados por la fortuna: si encontráis ante vuestros ojos montañas escarpadas, inaccesibles alturas, y no tenéis escalas ni cuerdas, pero sí manos vigorosas; si os halláis imposibilitados para realizar en el mundo los generosos impulsos del pensamiento y las leyes del corazón, acordaos de gabriel araceli, que nació sin nada y lo tuvo todo.

benito pérez galdós (la batalla de los arapiles)

una verdadera maravilla...

corto y cierro... que esto se está animando, y al parecer no hay cosa que moleste más a los clientes que ver a una cajera tecleando alegremente...