y pasé la tarde del sábado leyéndome "en la distancia", las memorias de josefina aldecoa (porque, como ya dije, él me regaló hace años un libro de cuentos de ella, y también porque creía haber leído no recuerdo dónde que en el libro, josefina aldecoa hablaba de la pérdida de su marido ignacio aldecoa, y aunque de eso no estaba yo muy segura, e incluso pensé que podría estar inventándomelo, resultó que sí...)
y el libro empieza así:
"Durante los últimos años, me he visto con frecuencia sumergida en las aguas remansadas del pasado. Buceando hasta un fondo submarino, emergen, encadenados, rostros, paisajes, luces y sombras, olores y colores, sonidos, voces, músicas, sentimientos e ideas.
La memoria, como un buen arquitecto, ordena los hallazgos para reconstruir un todo armónico. En el fondo siempre quedan materiales preciosos. Misteriosas claves que nunca recuperaremos. Sin embargo, la memoria ha hecho el milagro. Ante nosotros, a saltos, a fragmentos, aparecen, fulgurantes o grises, los días del pasado. En un orden marcado por las huellas que han dejado personas y lugares, momentos históricos vividos, a veces sin saberlo, con pasión o tristeza, con rabia o entusiasmo."
y josefina aldecoa nos cuenta su infancia (antes y después de la guerra), y su adolescencia y juventud... recuerdos de sus abuelos, del principio de la guerra civil, del traslado a madrid, de sus años de estudiante, frecuentando cafés y tertulias...
"En alguno de aquellos «establecimientos» empezó mi diálogo con Ignacio, un diálogo que ya, desde ese primer día, fue una discusión interminable. Una discusión en la que cada uno quería tener razón y que casi siempre versaba sobre literatura. Una discusión, un diálogo apasionado que duró desde ese día hasta el 15 de noviembre de 1969, el día más terrible de mi vida."
y cuenta también josefina aldecoa sus años felices, su matrimonio, su maternidad, sus viajes, la publicación de los libros de ignacio... y su muerte, claro (y yo me he vuelto a descubrir a mí misma leyendo a josefina aldecoa y pensando: sí, sí, sí, josefina, muy interesante, la estancia en londres, lo de la primera mujer de bertrand russell, y lo de nueva york, y lo de varsovia, lo de los veranos en ibiza (en la misma cala en la que un amigo de mi padre tiene un restaurante) y demás, pero qué sentiste cuando murió ignacio?...)
y josefina aldecoa me contesta:
"En las vidas que se prolongan durante cierto tiempo, hay un «antes y un después». Las circunstancias que provocan ese corte son muy variadas. El punto de inflexión que marca esa división viene dado a veces por un acontecimiento histórico -por ejemplo, una guerra- que incide decisivamente en la vida personal de cada individuo. De tal modo que lo que llega después es consecuencia de ese momento crucial y altera las previsiones, los proyectos, las esperanzas anteriores. Pero, en muchos casos, el corte lo provoca un suceso inadvertido para la mayoría, un suceso que influye en la vida de un determinado ser humano y decide, de forma inexorable, su futuro.
Dice Bertrand Russell en su autobiografía: «Es peligroso dejar que nuestro afecto se centre demasiado en una persona».
Muchas veces he recordado esta cita en los años que siguieron a la muerte de Ignacio que cambió mi vida para siempre."
(ay! sí a todo...)
y continua:
"Al principio, todo fue una nebulosa cargada de dolor."
una nebulosa cargada de dolor me parece una imagen muy acertada...
y continúa:
"Ignacio murió un sábado y yo me incorporé al colegio el miércoles siguiente. Creo en el trabajo como terapia, la única terapia psicológica eficaz. Dormía mal y el despertar por la mañana era horroroso."
yo no sé si creo en el trabajo como terapia, creo que más que nada yo lo que tenía era la sensación de que si paraba sólo un día, no sería capaz de volver a salir de la cama en meses... lo mío más que disciplina o terapia, fue una mezcla de dejarse llevar y de miedo... pero la entiendo...
también cuenta que:
"Cuando murió Ignacio yo aparté de mi vida todo proyecto literario. Sólo permanecí fiel a la lectura, alimento imprescindible para seguir viviendo. La pasión que nos unía a Ignacio y a mí tenía profundas raíces en la literatura. La literatura fue desde el principio nuestro lazo de unión. Comentar lecturas, bosquejar proyectos de escritura, discutir, pedir crítica y consejo sobre lo escrito, y luego rechazarlo ambos."
y aunque yo no aparté de mi vida todo proyecto literario, sí que es verdad que sobretodo permanecí fiel a la lectura (y estoy convencida de que la literatura, si no me salvó, sí que me ayudó a respirar mejor y a llenar el tiempo vacío que dejó su ausencia), en parte porque ha sido así siempre (si vienen mal dadas leo más), y en parte por lo que dice josefina aldecoa: la literatura fue desde el principio lo que nos hizo encontrarnos (nuestro lazo de unión), y sin duda, nuestro tema de conversación favorito...
dice también josefina aldecoa un poco más adelante que:
"La década de los setenta encierra para mí una serie de recuerdos poco claros. La sensación de vivir en una nebulosa día tras día, avanzando casi a tientas con la inseguridad del convaleciente de una grave enfermedad."
y me gusta esa analogía (esa metáfora), lo de avanzar casi a tiendas con la inseguridad del convaleciente de una grave enfermedad...
y también sonreí cuando leí que:
"La visión superficial y rápida de países complejos, lejanos en el espacio y en la cultura, me distrajeron de una indiferencia generalizada en la que se había sumergido mi vida desde la muerte de Ignacio."
seguramente por lo de la indiferencia generalizada, que creo que empieza a disipárseme, pero que creo que no se me ha disipado aún del todo...
y me gustó la cita que comparte cuando dice que:
"Ninon de Lenclos dice que los que viven mucho tiempo tienen «el triste privilegio de quedarse solos en un mundo nuevo»."
que inevitablemente me hizo pensar en mi abuela paqui...
y casi al final, cuando hablando de su hija, cuenta:
"Susana fue mi protectora desde el primer momento, desde la primera noche, cuando todo había terminado e Ignacio se había ido para siempre de nuestra casa y de nuestras vidas. Hasta el día de hoy."
quizás porque yo también uso eso de "cuando todo había terminado"...
que me han encantado las preciosas memorias de josefina aldecoa (que está fuera de toda duda y de toda discusión que él me descubrió), y que ahora ella también forma parte de mi grupo de apoyo al duelo imaginario/literario...
y después de las memorias de josefina aldecoa, retomé la poesía completa de jorge luis borges (que él me dijo al principio de lo nuestro que debería leer, y quince años después le hago caso y me la estoy leyendo) y me leí su "elogio de la sombra" el domingo por la mañana...
y me encantó (él tenía razón, y de borges a mí lo que más me está gustando es su poesía, como él decía al principio de lo nuestro...) y me quedé con los dos primeros versos de un poema que dicen:
Que otros se jacten de las páginas que han escrito;a mí me enorgullecen las que he leído.
seguramente porque a mí también me enorgullecen sobretodo las páginas que he leído (como las de borges...)
y después de los poemas de borges, me leí "el volumen del tiempo II" de solvej balle, que empieza así:
#368
Qué me había creído? Que el tiempo era un tiovivo y podía subir y bajar a mi antojo? Que el año corría bajo mi dieciocho de noviembre como una corriente subterránea?
la verdad es que yo sí que me había creído algo así...
total, que he vuelto al dieciocho de noviembre con la pobre tara selter que sigue atrapada en ese día sin remedio...
y si la primera parte me encantó, la verdad es que la segunda me ha encantado aún más... incluso le perdono el final inesperado (y casi diría abrupto), y ya estoy esperando que traduzcan la tercera parte...
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