sobre la elegía de mary jo bang...

y es martes (aunque el día de ayer se me hizo tan largo que según mis cálculos hoy debería ser ya viernes) y te escribo desde el despacho... y como esta mañana por fin he conseguido terminar con la facturación del sábado, y hacer las cajas, y pasar un par de remesas por el banco; mientras espero que el jefe acabe de hacer lo que está haciendo, abro este editor y tecleo...

tecleo pues, hoy para contarte que me leí hace unos días elegía de mary jo bang (una de esas apuestas a ciegas, ya que ni había oído hablar de ella, ni había leido ninguno de sus poemas, y fue la mezcla del título del poemario, que lo hubiese publicado la editorial bartleby y que, aunque no sabría decirte el porqué, me gustó su nombre, lo que me hizo comprarlo en dos clicks este verano... y leérmelo hace unos días, en uno de esos momentos en los que las chicas como yo necesitamos poesía...) 

un poemario precioso y triste, ya que fue escrito por la autora durante el año que siguió a la muerte por sobredosis de su hijo...

y te voy a copiar el poema con el que se abre esta elegía, una sonata a cuatro manos, que es una muestra perfecta de los poemas que componen este libro...




sonata a cuatro manos

causas y consecuencias en fila,

listas para el amanecer que se acerca

con su plaga



de bombillas.

en la nada que brota de lo definitivo,

otro lamentable



día de sollozos. alguien te ha visto

y dice que estabas bien

sólo horas antes de no existir.



te digo vuelve

y no me haces caso.

el tren desentumece la vía y manda su sonido hacia delante.



la sirena desentumece el sonido y lo manda

hacia delante. el primero de los últimos días avanza

como el último verano que verás.



el réquiem no encaja con la estación. la muerte sigue

casada con el misterio. cómo

se detiene el corazón? en qué



giro del instante?

en qué segundo? y por qué? sólo donde

arraiga. tras unas señas. un bloque



de edificios. una barricada de ladrillos

que oculta horas distribuidas

hasta que la puerta de la fatalidad se abre



y mi yo ve.

en cordón policial despegado. todo

como tú lo dejaste. en y encima y debajo.



por qué no estás en el lugar al que perteneces?

un sombrero negro en la percha no dice nada.

cenizas reflejan cenizas



en el reflejo de la ventana. y ahora, cómo

resolvemos este lío?

el cuerpo se convierte en el arte



de la identidad. un rostro

en una fotografía. el bajorrelieve

de la puerta del tanatorio.



tú, tan singularmente tú. y te volviste

invisible.

mary jo bang (elegía)



una maravilla...

y ahora corto y cierro, que el jefe ya ha acabado de hacer lo que estaba haciendo, y como mañana se va y pasado mañana me voy yo, tenemos que hablar y que hacer un par de cosas...



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