viernes (por fin! aunque vete a saber porqué yo estoy absolutamente convencida de que es sábado, pero no lo es, lo sé, pero por mucho que lo sepa no deja de parecerlo...) y te escribo desde la caja, donde creo que me voy a pasar casi toda la mañana...
así que intentando poner a mal tiempo buena cara, te voy a contar que me leí hace unos días una antología de la poesía de amor en roma editada por akal... y es que estaba yo aburrida un día, pensando en mis cosas, y pensaba yo que si en grecia hubo poetisas (ya sabes que safo no estuvo sola, aunque en la historia que nos contaron, pretendan que sí...), alguna debió de haber en roma, no?... así que le pregunté a san google que todo lo sabe y me habló de las pequeñas elegías de sulpicia que forman parte del corpus tibullianum... así que le pregunté a san google como leer a sulpicia, y me aconsejó esta antología, que además de las pequeñas elegías de sulpicia incluye poemas de catulo, tibulo, lígdamo y propercio... de los que (para vergüenza mía) sólo conocía a catulo, claro...
y te diré que me encantó esta antología, y que te voy a copiar tres poemas: dos de catulo y uno de sulpicia...
el primero porque me hizo sonreír...
te ruego mi dulce ipsitila,
mi delicia, mi encanto,
me mandes ir a sestear contigo.
y si lo mandas, procura
que nadie eche el pestillo de la puerta,
ni te marches tú de paseo;
quédate en casa y disponte
a hacer el amor nueve veces seguidas.
si lo quieres, mándamelo ya:
pues yazgo bien comido y, saciado,
atravieso mi túnica y mi manto.
catulo
el segundo porque me pareció precioso...
un dichoso amor, vida mía, me propones
y que entre los dos durará para siempre.
dioses excelsos, haced que sea verdad su promesa,
y que hable con alma sincera,
de modo que nos sea permitido la vida entera gozar
un pacto eterno de santa armonía.
catulo
y el tercero para que conozcas a sulpicia... la única poetisa romana que he sido capaz de encontrar...
por fin llegó el amor: haberlo por pudor ocultado
y a nadie haberlo descubierto, sea mi gloria mayor.
vencida citerea por mis camenas a él
me lo trajo y en mi regazo lo puso.
venus cumplió las promesas: mis alegrías difunda
quien se diga que no tuvo las suyas.
yo, nada mandar en tablillas selladas hubiera querido,
para que nadie antes que él lo leyera;
mas esa falta me alegra, pues fingir por la fama mi rostro
me aburre: que se diga que fui digna y él para mí.
sulpicia
y ahora corto y cierro... que he visto de reojo que mientras te escribía esto, han entrado tres correos...
pd. camenas eran náyades o ninfas acuáticas de la antigua roma (por si, como yo, no lo sabías...)
No hay comentarios:
Publicar un comentario