sobre miss havisham según olga orozco...

y es viernes y te escribo desde la caja... y me duele la cabeza, y sigo de jefecilla en funciones, y a cargo de las cuatro líneas del teléfono desde aquí (lo que, sinceramente, resulta bastante incómodo)

y es viernes y yo hoy venía a contarte que me estuve leyendo la poesía completa de olga orozco, poetisa argentina a la que conocía de oídas, pero a la que no había tenido el placer de leer... y es que, aunque este libro llevaba en el armario un tiempo, acabé leyéndomelo porque la pizarnik (en una de las cartas de dos letras) hablaba de ella...

y aunque sí te puedo decir que ha sido un placer conocerla, y conocer sus poemas, ya sabes que poquito más puedo decirte, ya que yo de poesía no tengo ni idea, sólo sé leerla... así que en vez de intentar hablar de lo que desconozco, me vas a permitir que te copie uno de sus poemas... un poema que al leerlo pensé que quizás te gustaría... y es que el miss havisham es uno de esos personajes inolvidables... y la visión que tiene de ella la orozco, me ha encantado...



miss havisham



cuando la ruina sea completa, me extenderán,

ya muerta y vestida con mi traje nupcial,

sobre la mesa de la boda.

charles dickens, grandes esperanzas



aquí yace miss havisham,

lujosa vanidad del desencanto.

un día se vistió para la dicha con su traje de muerte,

sin saberlo.

era la hora exacta en que alcanzaba la música de un sueño

cuando alguien cortó con duro golpe las cuerdas mentirosas del amor,

y quedó desasida, cayendo hacia lo oscuro como una nube rota.

todo fue clausurado.

no invadir el recinto donde una novia hueca recogió para el odio los escarchados trozos de su corazón.

quien entró fue elegido para expiar ciegamente todo el llanto.

no levantar los sellos.

las manos de la luz habrían dispersado los flotantes ropajes,

los manteles roídos por tenaces dinastías de insectos,

las aguas del espejo enturbiadas aún después de la caída de la última imagen,

los lugares desiertos donde los comensales serían vanos deudos

alrededor de una desenterrada,

de una novia marchita fosforeciendo aún en venganza y desprecio.

ahora ya está muerta.

pasad.

esa es la escena que los años guardaron en orgulloso polvo de paciencia,

es la suntuosa urdimbre donde cayó como una colgadura envuelta por las llamas de la muerte.

fue una espléndida hoguera.

sí. nada hace mejor fuego que la vana aridez,

que ese lóbrego infierno en que está ardiendo por una eternidad,

hasta que llegue pip y escriba debajo de su nombre:

"la perdono".

olga orozco (poesía completa) 


y ahora corto y cierro...

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