martes y te escribo desde el despacho... algo cansada ya, porque la
migraña que empezó el viernes aquí sigue (por suerte en su versión leve)
y cinco días acostándome y levantándome con migraña, la verdad es que
me tienen agotada y un poquito insoportable... pero como lo de trabajar
no es opcional (aunque en algunos casos lo parece) pues aquí estoy una
mañana más, con el editor abierto y buscándome las palabras...
y es que son las diez y media y yo ya tengo la caja hecha; y el correo
abierto, impreso, entregado y en algunos casos, hasta contestado... y
ayer hice las remesas que tenía que hacer esta semana; y acabé de sentar
los gastos del mes pasado; también tengo las intracomunitarias hechas,
encima de mi mesa, a falta de una firma y un escaneo para olvidarme de
ellas hasta el mes que viene; y como no tengo nada que hacer (no sufras,
que seguro que durante la mañana van surgiendo imprevistos, así que no
me aburriré) voy a contarte que mi última lectura antes de las
vacaciones fue la fiesta de coqueville de
emile zola... un maravilloso libro de relatos que tenía por casa hace
años, y que en esos días prevacacionales (en los estaba bastante
dispersa y no sabía qué leer) cogí de la estantería del pasillo...
porque cuando ando dispersa me suelo aconsejar a mí misma leer poesía o
relatos cortos... y porque zola es uno de esos autores a los que
necesito leer cada cierto tiempo, porque si no lo echo de menos...
coqueville es una pequeña población ubicada en una hendidura de las rocas, a dos leguas de grandport. una bella playa de arena se extiende frente a las cabañas situadas en mitad del peñasco como conchas depositadas allí por la marea.
emile zola (la fiesta de coqueville)
y así empieza el relato que da título a esta colección de relatos: la fiesta de coqueville...
explicándonos que coqueville es una pequeña población ubicada en una
hendidura de las rocas... y es que a coqueville empiezan a llegar unos
misteriosos barriles con licores diversos, que se cree que podrían
proceder del naufragio de un navío holandés, y las gentes del pueblo
(divididas en dos bandos muy diferenciados) los van probando, y
compartiendo... y los barriles siguen llegando, y la historia acaba en
una fiesta en la playa en la que además de desaparecer las diferencias
que parecían irreconciliables, hay una boda...
le sigue el relato de la muerte de olivier becaille,
en el que zola nos contará en primera persona, la angustiosa historia
de como olivier becaille vio como se hacía realidad su peor pesadilla:
ser dado por muerto sin estarlo... un relato angustioso, en el que
admito que notaba como me faltaba el aire, y que dejó una sensación de
tristeza melancólica al final, muy parecida a la que me dejó hace años
la historia del coronel chabert de balzac...
después zola me contó la inundación,
otro relato angustioso, en el que desde un tejado, vamos viendo como el
agua puede llevárselo absolutamente todo, poco a poco...
y la historia de jacques damour y la comuna de parís,
en el que además de conocer un poquito más de esa comuna de parís, y de
sus consecuencias, asistiremos a un largo camino de vuelta a casa y las
sorpresas que uno se puede encontrar cuando por fin llega...
y por último el duelo,
relato en el que zola nos cuenta lo que un amigo se ve obligado a hacer
cuando ya no ve más solución, aunque lo haga por un error... y que por
cierto, tiene un final de esos impresionantes...
así que sí, ha sido una maravilla leer este libro de relatos... y
descubrir que mi querido zola, domina además del arte de la novela, el
de los relatos...
y ahora voy a cortar y cerrar, que como te decía al inicio de este post,
han ido surgiendo imprevistos, y ya tengo encima de mi mesa una nota de
envío para avisar a un cliente de que su pedido está en camino; la
reclamación de un talón que envíe la semana pasada, así que tendré que
llamar al proveedor para ver que ha pasado, porque el talón ha tenido
tiempo mas que de sobra como para llegar su destino; y al informático en
el despacho, actualizándonos unas tarifas de precios que tengo
guardadas yo en mi ordenador...
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