y ya es viernes (por fin!) y te escribo desde el despacho...
y hoy he conseguido llegar a mi mesa a eso de las once, así que al
parecer, vamos mejorando... y además te diré que ayer (pese a que
algunos se esmeraron especialmente en interrumpirme con cosas sin
importancia, pero que me hacían perder el tiempo y el hilo de lo que
estaba haciendo) conseguí hacer todo lo que me proponía hacer...
y lo que me molesta de las interrupciones, no es tanto hacer lo que sea
que haya que hacer, sino la falta de educación que suponen, porque para
hacer lo que los demás quieren que haga, yo tengo que dejar de hacer lo
que esté haciendo en ese preciso momento (ya sea la caja del día, sentar
facturas, hacer cobros o pagos, pasar un presupuesto o escribir un
mail) y hacer lo que sea que me estén pidiendo... vale, hecho... pero
entonces tienes que retomar lo que hacías... y hay veces en que tardas
más tiempo en retomarlo, en recordar que coño estabas
haciendo y por donde ibas, que el que hubieras tardado en terminarlo,
para luego ponerte con lo que sea que quisiera quien te ha
interrumpido... y me molesta, quizás porque yo intento no interrumpir a
nadie... intento ser respetuosa, y espero pacientemente a que los demás
terminen de atender, o de hablar por teléfono, o de hacer una factura o
de lo que sea que estén haciendo, para pedir por favor (siempre por
favor, porque de pequeña me enseñaron que es de buena educación pedir
así las cosas) lo que sea que tenga que pedir... pero al parecer a mí se
me puede interrumpir constantemente, y porfavores oigo pocos últimamente...
en fin... que después de este párrafo de desahogo, te contaré que estuve leyendo anécdotas del destino de isak dinesen... libro que busqué por tu culpa, y que llevaba en el armario unos cuantos meses...
cinco relatos que dentro guardan más relatos... porque ya sabes como es
la dinesen contando... porque tiene ese raro arte de narrar como si
hablara, y de meter relatos dentro de los relatos (las cajas chinas que
tanto me gustan...)
relatos como el de el buceador, que encontraba perlas, aunque años antes creyó encontrar un ángel; el banquete de babette, o lo que puede llegar a costar una cena a la manera del café anglais; las tempestades,
en las que se confunde realidad con ficción y que, pudiendo tener un
final feliz al uso, nos dan un final feliz poco corriente; la historia inmortal,
y ese querer que la ficción se haga realidad para que la historia sea
contada de verdad, cuando en realidad, precisamente esa historia no se
contará; y el anillo, y como perder un anillo puede suponer perder algo mas...
una maravilla, leer a esta mujer, que además de tener una granja en áfrica al pie de las colinas del ngnong, dominaba el raro arte de contar historias, y además escribirlas...
y antes de cortar y cerrar, me vas a permitir que te copie el principio de el banquete (o festín) de babette... porque ya sabes que colecciono principios, quizás con la esperanza de aprender a escribirlos...
en noruega hay un fiordo -o brazo de mar largo y estrecho entre altas montañas- llamado de berlevaag. al pie de las montañas, el pequeño pueblecito de berlevaag parece de juguete, una construcción de pequeños tacos de madera pintados de gris, amarillo, rosa y muchos otros colores.
hace sesenta y cinco años, vivían dos damas en una de las casas amarillas.
isak dinesen (el banquete de babette, uno de los relatos de anécdotas del destino)
y ahora corto y cierro...
No hay comentarios:
Publicar un comentario